La renuncia del Gobierno a ampliar la CV-10 condena a una autopista saturada en Castellón

La continuidad de la carretera CV-10 entre Vilanova d’Alcolea y la provincia de Tarragona, con el fin de conectar el interior de la zona norte de Castellón, es uno de estos proyectos malditos de los que se habla de manera periódica sin que se materialicen. Hay que echar la vista atrás y recordar a quien entonces fue ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, que en el ya lejano 2008 anunció que en el transcurso del 2012 ya estaría «totalmente completada», en virtud del protocolo de carreteras que firmaron en el 2005 el Gobierno y la Generalitat.

Otra declaración fue la realizada por la actual titular de la cartera de Transportes, Raquel Sánchez, que el pasado verano, durante la inauguración de la mejora de la N-232 por a su paso por el puerto de Querol, apuntó que el ministerio iba a «reanudar la redacción del proyecto de la CV-10» para disponer «de un corredor alternativo a la AP-7 por el interior». Ahora, el Ministerio señala que descarta esta posibilidad, con la justificación de que la rentabilidad socioeconómica de la ansiada infraestructura «sería reducida», al haber gratuidad en la AP-7.

Una argumentación que no parece tener en cuenta que, desde la liberación de los peajes, la autopista sufre un enorme incremento en el número de usuarios, con el riesgo de colapso en algunos tramos. Especialmente en aquellos en los que no hay una autovía alternativa, que es precisamente en el norte de Castellón.

Tráfico

Según los datos más recientes del Ministerio de Transportes, la intensidad media diaria en la autopista AP-7 por la provincia es de 27.713 vehículos. Una cifra muy superior a la del año 2019, cuanto todavía se tenía que pagar por utilizar esta vía de comunicación.

Entre los meses de enero y febrero de ese año circulaban 13.851 vehículos al día. Esto quiere decir que la AP-7 se utiliza el doble que hace tres años.

Más camiones

Los datos también son elocuentes si se tiene en cuenta el paso de camiones. Con 10.807 vehículos pesados, suponen el 38% del tráfico total por la autopista. A pesar de que la autovía supondría una manera de descongestionar la AP-7, el Gobierno considera que ampliar la actual CV-10 tendría «notables impactos ambientales» y alteraría la hidrología existente .

Por el momento, una de las soluciones planteadas desde el Ejecutivo es la construcción de terceros carriles en la AP-7 en aquellos puntos donde se registra un tráfico más intenso. Este mes de febrero se adjudicó la redacción del proyecto, para una actuación que tiene un coste total previsto de 40 millones de euros. Estos carriles adicionales se ejecutarán entre Castelló y les Alqueries, y entre Moncofa y Almenara. En total, 11,4 kilómetros, y ninguno de ellos en la parte norte de la provincia, que no cuenta con una autovía que sirva de alternativa.

Reacciones de partidos políticos

La presidenta del PP de Castellón, Marta Barrachina, considera que la decisión de Transportes de no ejecutar la ampliación de este vial «es un varapalo para nuestra provincia en general y para nuestro interior norte en particular. El Maestrat merece el futuro que representa la autovía del entre Vilanova y la Jana». Y añadió que con el PP «este eje volverá a la agenda y será realidad». Barrachina indicó que en tiempos de Rajoy «se dotó con 434 millones de euros la ejecución de la obra, y hoy el PSOE entierra las expectativas».

Por su parte, el senador de Compromís, Carles Mulet, que dio a conocer esta decisión del Gobierno mediante una respuesta parlamentaria, anunció que solicitará a través de una iniciativa «una salida digna para la A-7». Una opción que, considera, ·debe pasar por mejorar la conectividad y seguridad de la actual CV-10 en las inmediaciones del aeropuerto de Castellón con el litoral y la AP-7». Mulet recordó que la autopista vive una saturación, «que ha empeorado su firme», debido al incremento de vehículos pesados, mientras la autovía interior reduce su tráfico.

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