La crónica del Castellón-Eldense | Castalia es un festival (2-0)

El Castellón va en serio y el Eldense ya lo sabe. El 2-0 de Castalia, con goles de Cristian y Kochorashvili, sitúa a los albinegros a un punto de los alicantinos, que ven reducida su distancia con sus perseguidores tras un partido pirotécnico que decantó la expulsión del visitante Álex en el ecuador de la primera parte.

De entrada, el Castellón se balanceó entre dos inercias. El rock and roll que exigía el llenazo en la grada y la contención medida que tan buen resultado le ha dado durante toda la temporada. En un inicio frenético, a Manu Sánchez le faltó un pelo para ahondar en su increíble racha goleadora, al cabecear a destiempo una falta. La réplica el Eldense la regaló Antón, el otro lateral, al atropellar a un rival por la espalda. El portero Alfonso se lo dijo con gestos, a distancia: «Calma». Los albinegros concedieron ahí dos cabezazos del Eldense en el área, y la acción no acabó en gol pese a lo que dicta el tópico. Como fuese, rock&roll o contención, la pregunta era clara.

Porque se repitió la secuencia casi de inmediato. En el minuto 9, Antón abrió un surco en la banda con uno de esos arrebatos corajudos que encienden a la grada. También a la de Castalia, que encajó peor lo del minuto 10, otra pausa. Alfonso decidió que había que enfriar el momento y retuvo la pelota con el pie ante la incomprensión generalizada. Al final, se quitó la bola de encima y la jugada acabó con córner en contra. El riesgo del cerebro: confundir la parsimonia con la calma.

Al Castellón le sentó mal la jugada. De repente la pelota le duraba nada. El Eldense vivió entonces su mejor tramo, pero sin dejar huella en el área. Los albinegros espaciaron sus llegadas, huérfanos de precisión hasta que saltó la banca. En el minuto 22, lo pensado salió: De Miguel retrasó su posición, enganchó en tres cuartos y filtró el pase perfecto a la ruptura de Isra Suero, que había aprovechado el espacio creado y fue derribado al borde del área.

El árbitro señaló falta y expulsó al visitante Álex, y en un minuto todo cambió. El pie de Cristian convirtió la falta en gol, el 0-0 en 1-0 y las dudas en certezas. Castalia era una fiesta. Castalia bailaba.

En ventaja

Una vez en ventaja, el Castellón se sintió cómodo en lo que quedaba del primer tiempo. El Eldense reajustó piezas dejando solo a Juanto en punta y cediendo mucho terreno. Anduvo cerca el 2-0 en una doble volea: primero de Raúl Sánchez (repelió el portero) y después de Calavera (fuera).

Tras el descanso, el Eldense dio un paso adelante, valiente y provocador, y el Castellón entró al juego. Otra vez la duda: correr o frenar. El peligro es quedarse a medias: Fuentes desperdició una transición diáfana en el minuto 47. El Eldense escuchó la música y aceptó el baile, llevando al límite a la defensa local en varias ocasiones, pero sin hincar el diente. Albert Rudé, entrenador albinegro, pedía cabeza tras cada pérdida; la afición, al contrario, veía tanto espacio que exigía sangre. El rock and roll o la contención, recuerden, otra vez el dilema en el aire.

Los cambios

Pasada la hora de juego, Rudé movió el banquillo y no tardó en cobrar el premio. El 2-0 recompensó una jugada fina y paciente, una buena interpretación colectiva sobre cuándo apretar y cuándo frenarse. De Miguel saltó más que nadie para descolgar un centro de Manu Sánchez y Kochorashvili embocó desde cerca el remate. Minuto 66: Kocho es una piraña que siempre juega con hambre y en Castalia la fiesta, con ola incluida, era ya gigante.

El 2-0 se celebró con la rabia pertinente. El equipo albinegro enlazó varias recuperaciones en campo contrario, pensando hacia adelante, y Cristian soltó un chutazo que desvió como pudo Vallejo, el meta visitante. Ayudado por la superioridad, el Castellón administró la ventaja con profesionalidad, sin temores ni alardes. Kocho rozó el tercero con un tirazo al palo en el minuto 89, pero no importó a nadie, porque no era lo importante. Lo importante es que hay Liga y hay casting abierto para ser campeón, y Castalia lo sabe: el Castellón es de veras aspirante.  

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