Reportaje

Liberto Beltrán: Un ‘orellut’ en el Alcoyano

Nieto e hijo de albinegros ilustres, Liberto regresa el domingo a casa: es socio desde que nació

Liberto Beltrán, en un partido en la cantera del CD Castellón.

Liberto Beltrán, en un partido en la cantera del CD Castellón. / Juan F. Roca

Enrique Ballester

Enrique Ballester

Liberto Luis Beltrán Martínez nació en Castelló, durante la Navidad de 1996, y en el seno de una familia ilustre de albinegros. Su abuelo Liberto era uno de esos socios de toda la vida: llegó a estar entre los veinte más antiguos. Su padre Liberto II, reconocido periodista deportivo, mantuvo el legado y cumplió enseguida con la tradición familiar. Lo primero que hizo cuando nació el tercer Liberto fue sacarle el carnet de abonado y 26 años después de aquello, este domingo a partir de las 18.00 horas, ese bebé socio orellut jugará contra el Castellón con el Alcoyano.

Porque resultó que a ese niño albinegro de cuna le dio por jugar a fútbol mejor que bien. Los ecos de la zurdita traviesa del hijo de Liberto Beltrán se expandían como una noticia feliz por el albinegrismo. Curso a curso, durante once temporadas, el último de la extirpe de los Libertos fue superando etapas en la cantera albinegra. En la Ciudad Deportiva del Sequiol, en la de Facsa o en el campo de Bedija, se hinchó a ganar partidos y a meter goles.

Liberto Beltrán, de niño.

Liberto Beltrán, de niño. / Mediterráneo

Formó parte de una generación única, quizá la última de veras grande en el vivero del Castellón, junto a nombres de la talla internacional de Pablo Fornals o Sergi Canós. «No sólo jugábamos en el Castellón, también éramos muy del Castellón», explica el protagonista. A diferencia de ellos, y pese a tener ofertas para irse a otros equipos, Liberto se mantuvo fiel a su familia y vistió de albinegro desde el prebenjamín al juvenil. Entonces, en el balcón del primer equipo y con David Cruz en la presidencia del club, llegó el primer desengaño importante. 

La ficha.

La ficha. / Mediterráneo

La salida

«Había estado entrenando con el primer equipo e hice una temporada muy buena. Ese verano me dolió que no me dieran una oportunidad en el primer equipo, en Tercera, después de renunciar a fichar por canteras de Primera División», comenta Liberto a Mediterráneo. «Había detrás muchas renuncias y mucho sacrificio de la familia, después de toda una vida. No me arrepiento, pero fue duro», añade. En ese momento se marchó cedido al Elche para jugar tanto en División de Honor como en Segunda B. El movimiento se afianzó la temporada siguiente, alternando la Segunda A con la Segunda B, una constante en una carrera que ya supera los 200 partidos, casi siempre como extremo izquierdo. Además de la del Elche ha defendido las elásticas de Alcoyano, Betis Deportivo, Cultural Leonesa, Lleida, Albacete, UCAM Murcia y Ceuta.

Liberto militó once temporadas en la cantera albinegra.

Liberto militó once temporadas en la cantera albinegra. / Juan F. Roca

¿Y el Castellón? «Otras temporadas tuve la oportunidad de volver, pero, honestamente, creo que si eres de casa no te valoran. Piensan que no necesitas el dinero, que vas a vivir con tus padres... Se intentan aprovechar de tu sentimiento. A mí me gustaría volver si dan las circunstancias adecuadas», matiza. 

Donde siempre

Por ahora, vuelve a Castalia a jugar el domingo y vuelve siempre que puede a Tribuna, a su asiento «de toda la vida». Desde ahí vio, por ejemplo, el reciente duelo con el Eldense. Desde ahí participó en las ovaciones a Salillas en aquel equipo de Oltra, el primero que recuerda con claridad; desde ahí vio los ascensos de 2005, con el gol de Manu Busto, y de 2018, con el gol de su amigo Colomer. Desde ahí decidió quedarse en el club pese al descenso administrativo de 2011, cuando todo se desmoronaba.

Hasta ahí iba cada domingo caminando junto a su abuelo y su padre, de niño. «Desde la plaza Fadrell, donde vivía mi abuelo, hasta Castalia. Yo iba pateando una lata, esquivando a la gente durante todo el camino», rememora. También desde ahí le verán su padre, su madre María José y su familia este domingo. «Ya le he dicho a mi padre que si marco no lo celebraré y en el Alcoyano bromean con que por si acaso no jugaré. Saben que lo llevo en la sangre», confiesa: «Soy un profesional e intentaré ganar, pero al Castellón le deseo lo mejor para el resto de la temporada».

No podrá disfrutarlo su abuelo, el primer Liberto, que falleció hace unos años y que no llegó a verlo de corto cuando regresó a Castelló de visitante con el Albacete (en Segunda, el año del covid) y la UCAM. «Le habría encantado, es una pena. Y si llego a jugar con la camiseta del Castellón, ni te cuento», remata.