El Ayuntamiento de Burriana destinará medio millón de euros para afianzar el Clot de la Mare de Déu como el pulmón verde de la ciudad. La regeneración ambiental del espacio natural está prevista para el próximo año. Antes, la Junta de Protección del paraje municipal, prevista para el próximo 26 de julio, deberá aprobar las actuaciones del plan, que pasan por seguir plantando especies autóctonas, cambiar mobiliario, renovar cartelería y crear zonas recreativas para los usuarios.  

El concejal de Medio Ambiente, Bruno Arnandis, explica que las «líneas maestras» a desarrollar en el Clot de la Mare de Déu son «continuar con la eliminación de las especies invasoras, tal y como está estipulado en el Plan Especial de Protección del Paraje de 2003». 

El documento identifica este punto como una de las acciones más ambiciosas, ya que el objetivo es lograr conformar el bosque de ribera y, de este modo, aumentar la calidad del agua para conservar la fauna del hábitat natural

Otra de las labores singulares previstas en el área es regenerar el ullal, es decir, recuperar un antiguo acuífero localizado en el acceso al paraje desde el casco urbano. Arnandis apunta a que «la idea es excavar esa zona hasta que brote agua de nuevo y reintroducir vegetación típica de la marjal». 

Paralelamente, el anteproyecto sobre el que están trabajando contempla habilitar áreas recreativas en terrenos destinados al cultivo o semiabandonados que están ubicados en zonas de menor valor ambiental. El edil informa que «estaríamos hablando de espacios de esparcimiento con mesas y asientos o, incluso, enclaves recreativos para los usuarios». 

Exito de la restauración

Por otra parte, la restauración del Clot efectuada el año pasado ha sido un «gran éxito», según el balance del consistorio y la Fundación Limne, firma encargada de realizar las tareas. Según Sales Tomás, directora de Limne, «calculamos que un 80% de los ejemplares plantados han logrado arraigar, lo que supera las expectativas». 

La responsable estima que el trabajo de eliminación de la caña americana, por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) en diversos puntos de la ribera, ha sido «clave» para preparar el terreno y dejar el espacio suficiente para establecer más de 2.000 plantas halófitas y autóctonas en el bosque. Al mismo tiempo, valoran que otro de los efectos de la regeneración ha sido el acercamiento de un ejemplar de nutria, al contribuir a la movilidad del animal por la ribera y búsqueda de alimento. Una suma de factores que aportan más valor al espacio en favor de la biodiversidad.