Las imágenes de maquinaria pesada retirando cientos de cañas de la playa de Almassora, arrastradas por el mar tras las inundaciones de Benicàssim, no son un hecho aislado. La historia se repite con cada nuevo episodio de lluvias torrenciales y el clamor de los alcaldes, especialmente de los municipios costeros, se alza una y otra vez como un grito en el desierto para exigir lo mismo: la Confederación Hidrográfica del Júcar debe mantener limpios los barrancos.

La alcaldesa de Benicàssim, Susana Marqués, incide en la prevención. Asegura que «la CHJ descarga sobre los municipios la responsabilidad de las actuaciones de limpieza en los tramos urbanos, cuando no disponemos de los medios adecuados». Recuerda que ese mantenimiento es «fundamental», tanto para prevenir los incendios, así como para evitar arrastres en caso de emergencias.

Desde Vinaròs, su homólogo, Guillem Alsina, dice que «cada año limpiamos donde tenemos competencia para hacerlo, pero a partir de ahí, ya no tenemos autorización y vemos, una y otra vez, que esto es lo que nos causa los problemas cuando se producen riadas». Informa Javier Flores.

Wences Alós, desde Moncofa, afirma que la CHJ tiene una «cuenta pendiente» con su municipio: ejecutar una actuación integral en el cauce del Belcaire. Recientemente ha solicitado la limpieza de la zona del río bajo el puente de la N-340, por la acumulación de piedras y gravas que impiden el paso del agua, pero «no se ha hecho nada» y con cada borrasca, «esta problemática se agrava». Alós remarca que «debería retirarse el material y no depositarlo en los márgenes, ya que la fuerza del agua volverá a dejarlo contra el puente». Informa: M. Á. Sánchez.

En Nules, su alcalde, David García, es contundente, «lo que tiene que hacer el Gobierno, a quien pertenece la Confederación, es ejecutar las obras de encauzamiento del Torrente hasta el mar», un proyecto actualmente paralizado, a pesar de haber sido prometido tras las graves inundaciones que sufrieron en el 2004.

Limpiar para evitar riesgos

Xaro Miralles, en Benicarló, añade otra paradójica circunstancia, si el Ayuntamiento limpia para evitar riesgos, previa solicitud de permisos a la entidad estatal, «que no siempre responde con la suficiente agilidad», se encuentra con las quejas de grupos ecologistas por actuar en la desembocadura de la rambla de Alcalá.

En Peñíscola, Andrés Martínez, advierte que con el cambio climático las consecuencias de las fuertes lluvias se acentúan. «Los cauces tienen que estar limpios, sin basura ni obstáculos para que las aguas fluyan con normalidad». Informa María José Sánchez

Desde l’Alcora, Samuel Falomir indica que uno de sus «firmes propósitos» es «recuperar el río para el pueblo» para no tener que depender de los permisos de la CHJ. Informa Javier Nomdedeu.