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EL DIRECTOR DEL PARQUE NATURAL, TONI GARCÍA, EXPLICA SU VERSIÓN DE LOS HECHOS EN SU DECLARACIÓN ANTE EL JUEZ

El investigado por el caso de los burros del Desert habla por primera vez: cree que murieron porque hubo un boicot

No considera que hayan muerto de hambre, sino por el "acoso" de alguien, que hizo "correr a los animales hasta agotarlos", lo que los estresó

Los primeros veterinarios que vieron los burros fueron los que envió la Conselleria tras conocerse las muertes. En la derecha, con la chaqueta naranja, está el único investigado por ahora en el caso, el director del parque natural del Desert de les Palmes, Toni García.

Por primera vez desde que salió a la luz el caso de los burros muertos en el controvertido proyecto puesto en marcha en el Desert de les Palmes, el único imputado por estos hechos, el director del parque natural, Toni García, da su versión de lo sucedido. Lo ha contado todo ante un juez, en las diligencias previas del caso en el que se le investiga.

De su declaración se desprende que responsabiliza al ganadero de las posibles irregularidades que pudieran detectarse sobre el cuidado de los animales, puesto que delegó en él al ser el propietario, y que está convencido de que «algo raro» pasó, reiterando así la teoría del boicot.

El inculpado, en sede judicial, reconoce que supervisó el proyecto desde que los animales llegaron al parque hasta el 16 de agosto porque se fue de vacaciones. Volvió el 6 de septiembre. En ese tiempo, los burros y la iniciativa estuvieron supervisados por el ganadero y la brigada del parque, que se pasaba por las parcelas. 

Antes de irse, el 12 de agosto, ya se había producido una muerte. Asegura que creyeron que fue «natural», razón por la que no la comunicaron de forma oficial. Y afirma que cuando fueron a por el cadáver ya no estaba y que nadie sabe quién lo retiró. Llegaron a pensar que lo devoraron depredadores porque «era muy pequeño».

Primeras sospechas

En su primer día de vacaciones, le informaron de que habían encontrado otro cuerpo, el de un burro que se había quedado enganchado en el pastor eléctrico. Lo consideraron un accidente. De la tercera muerte tuvo conocimiento el 6 de septiembre. El animal estaba dentro de un agujero. Fue entonces cuando, según declara al juez, informó por primera vez al servicio veterinario de la dirección territorial.

Asegura que ni el ganadero ni su veterinario le dijeron que había que darles comida adicional a los burros cuando estaban pastando en el Desert porque tendrían suficiente alimento. Pese a verlos flacos, le dijeron que no se preocupara, que se recuperarían

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En su defensa remarca que, a pesar de haber comunicado lo que sucedía, «ningún veterinario movió ficha». Así las cosas, siguieron haciendo frente a los acontecimientos confiando en el criterio del ganadero y desde la premisa de que, fuera lo que fuera lo que les estuviera pasando, los burros no estaban muriendo de hambre.

De hecho, pese a que admite que no hubo ningún informe que precisara si había alimento suficiente para esta especie en las parcelas escogidas, tanto el ganadero como su veterinario le dijeron que sí que lo había y que los burros no requerirían de ningún suplemento. Al principio, el propio García indicó que le parecía que algunos ejemplares estaban flacos, pero el propietario lo tranquilizó explicándole que se recuperarían.

"No murieron por falta de control ni desatención"

Delante del magistrado compartió su convencimiento de que hubo personas que «acosaron a los asnos haciéndolos correr», lo que les generó un estrés que pudo provocarles la anemia que les detectaron a posteriori. Pese a que apunta a posibles irregularidades en la gestión de los animales --entre otras cosas porque indica que no sabe si se dieron de baja formalmente tras su fallecimiento, pues le competía hacerlo al ganadero--, defiende que no murieron «por falta de control ni desatención».

Cuenta que no sabe con exactitud cuántos burros fueron al Desert en el proyecto piloto porque eso era responsabilidad del propietario. Cree que habían 42, aunque constaban 46 asnos y 4 crías

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Afirma que le consta la muerte de 8 burros --hasta 10 se dijo en su día--, aunque el problema, según expone, es que no se sabía con exactitud cuántos se trasladaron para participar en el proyecto, porque de esa cuestión se encargó el ganadero. Cree que habían 42, aunque constaban 46 y 4 crías. 

Declara que informó de las muertes, pero que nadie reaccionó

Sobre cómo se gestionó la crisis de la anormal muerte de los burros, el director del Desert de les Palmes, Toni García, ante el juez, asegura que el 22 de septiembre comunicó lo que estaba pasando a los veterinarios de la dirección territorial, a la dirección general y a su superiora en la Conselleria. Que ella le dijo que daría traslado a las jefas de servicio de Gestión de Caza y Medio Ambiente, pero nadie se puso en contacto con él para indicarle cómo proceder.

García declara que también informó de lo que estaba pasando al gabinete de prensa de la Conselleria, al gabinete de la consellera y a la secretaria autonómica, pero no habló directamente con Mireia Mollà.

Respuesta de la consellera: "Tendrá que probar lo que dice"

En su declaración ante el juzgado, el director del Desert de les Palmes, Toni García, hace referencia a un documento firmado el 20 de octubre por la subdirectora de la Conselleria de Agricultura que, según dice, alguien «le instó» a cambiar de fecha, aunque no sabe por qué le pidieron tal cosa. Esa firma coincide con el inicio de la investigación abierta por el departamento de Mireia Mollà, que este miércoles explicó a Mediterráneo esa circunstancia.

El director general de Medio Ambiente --única víctima política que se ha cobrado este caso-- firmó la autorización del proyecto y según la burocracia de este tipo de procedimientos, solo puede hacerlo tras ser informado por la subdirectora del departamento. Ese escrito, que obra en el expediente de la investigación realizada por la Conselleria, está firmado «unos minutos después» de cuando lo hizo el director general. La funcionaria dijo cuándo le pidieron explicaciones que, como suele suceder en ocasiones, «había pasado conformidad manuscrita previamente». Según Mollà, lo que se le pidió en octubre es que «dejara por escrito y firmado que había sido así». Por tanto, lo que en la declaración del director pudiera parecer una irregularidad en plena averiguación de los hechos, no lo sería.

La consellera asegura que no hay constancia escrita de que, como defiende el director del Desert de les Palmes, informó a los veterinarios de la Generalitat de las muertes de los burros, ni el día 6 de septiembre, como declara, ni después

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Sobre el resto de declaraciones del acusado, de cuyos detalles la consellera tuvo constancia a través de este periódico, Mollà afirmó que «tendrá que probar todo lo que dice. Tuvo la oportunidad de hacerlo cuando se abrió el expediente y solo presentó dos correos electrónicos» dirigidos a una persona que también tiene expediente disciplinario abierto.

La consellera asegura que no hay constancia escrita de que, como dice el imputado, informó a los veterinarios de la Generalitat de las muertes de los burros, ni el día 6 de septiembre, como declara, ni después. Tanto es así, según remarca la consellera, que la Guardia Civil, con toda la documentación del caso en su poder, lo ha señalado directamente, de ahí su procesamiento.

Mollà, a la pregunta de cómo un caso así puede suceder al amparo de la Conselleria, insiste en que todo el proyecto «ha sido totalmente negligente». Remarca que esta era una iniciativa «que quería hacer el director del parque» y que presentó «a nombre de otra persona», el ganadero. «Nunca» se requirió, que exista constancia, la asistencia de algún veterinario para revisar a los asnos, extremo que el acusado ha reconocido ante el juez.

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