Cierra la última tienda histórica de la Plaza de la Reina de València

Margarita Piqueras, última propietaria del negocio abierto en 1886, se retira desfondada por la pandemia y los 15 meses de obras en la céntrica plaza

Cierra Guantes Piqueras, el último negocio tradicional de Plaza de la Reina. M.A.

Cierra Guantes Piqueras, el último negocio tradicional de Plaza de la Reina. M.A.

Claudio Moreno

El centro histórico de València se está vaciando de negocios tradicionales. Si hace dos semanas bajaba la persiana el Horno de San Nicolás, ahora le toca el turno a la última tienda con solera de Plaza de la Reina, de nombre Guantes Piqueras, abierta en 1886. Su propietaria Margarita ha llegado a la edad de jubilación y su hija ha elegido el camino de la docencia, con lo que la tienda se verá abocada al cierre antes de que concluya el año. 

“Me da muchísima pena dejar una tienda que lo ha sido todo para mí, pero la pandemia y los 15 meses de obras en la Plaza de la Reina han terminado pasando factura”, reconoce Margarita, de 64 años, que no obstante intenta dejar su negocio con las ventas en alto. Ha puesto parte de su stock de guantes, abanicos, sombreros y paraguas a mitad de precio. “Clientela no falta, aquí tenemos hasta peinetas de clavariesas y este año hemos tenido más ventas que nunca”, cuenta la propietaria del histórico negocio. 

La historia de Guantes Piqueras nació en el siglo XIX como negocio familiar, impulsado por un matrimonio valenciano que trajo de aprendiz a una niña de 12 años de Tomelloso. La madre de Margarita. Fue ella la primera Piqueras que regentó el negocio. “Mi madre paría y a los tres días ya nos tenía detrás del mostrador”, dice Margarita. “Nosotros somos cinco hermanos y todos hemos crecido aquí, pero mis hermanos hicieron marcha y al final me quedé yo, que soy la más pequeña, con mi hija echándome una mano”. 

Sin embargo, el relevo generacional ha terminado por agotarse y el local conocido como Guantes Piqueras se asoma a un futuro más o menos previsible. “No me gustaría, pero es posible que termine convertido en una tienda de alquiler de bicicletas o souvenires. Siempre pasa lo mismo. Son los únicos que invierten en locales tan caros, pero suelen ser negocios muy efímeros”, lamenta Margarita. “Aquí al lado cerró una tienda de efectos militares que llevaba toda la vida y en cuatro años hemos visto pasar tres negocios distintos”, apostilla.