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La mayor injusticia

El Betis coloca la estocada, a pesar de que el conjunto albinegro mereció, incluso, la victoria.

Castalia vivió ayer una de las mayores injusticias futbolísticas que se recuerdan. El Betis puso una estocada definitiva a la eliminatoria de dieciseisavos de la Copa del Rey, en una increíble demostración de efectividad. El Castellón dominó, disparó en 21 ocasiones... pero cayó por 0-2.

Nada que reprochar al Castellón, ni a Abel Resino, pese a introducir hasta nueve caras nuevas en la alineación. Los albinegros realizaron un mayúsculo ejercicio del culto al fútbol colectivo. A la hora de construir, siempre habían alternativas variadas y válidas para quien tenía la pelota, que viajaba a una velocidad vertiginosa. Cuando tocaba defender, las ayudas servían para contrarrestar a los verdiblancos.

La zaga era totalmente nueva, pero nadie notó que estaban Zamora y Pol en vez de Mora y Dealbert. U Oliva en lugar de Carlos Sánchez. Pedro y Baigorri dejaron a un lado los titubeos de antaño, cerrando a cal y canto sus costados. Mantecón incrementaba su recorrido hasta el nivel de un maratoniano. Víctor Salas ponía todo el criterio en sus intervenciones. Arana y Perico, cada uno con sus características, ganaban la batalla de la periferia. Nsue traía por la calle de la amargura a la zaga andaluza. Y Tabares remató todo lo que no lo había hecho en varios encuentros juntos.

La primera parte ya fue entretenidísima. El Castellón disparo ¡10 veces! sobre la portería de Ricardo. Una cifra estratosférica ante una afición acostumbrada a la racanería ofensiva de temporadas atrás. El Betis no se quedó atrás. A sabiendas de la red de seguridad con la que contaba --más calidad, que la vuelta es en casa...--, apostó por un fútbol pausado, pero vertiginoso en los últimos metros. Oliva tuvo que aparecer, aunque el buen entendimiento de sus guardaespaldas le ahorraron más sobresaltos de consideración.

Los 10 tiros a portería del Castellón no fueron un espejismo. En la segunda parte, recrudeció su acometida. Nsue gozó de dos mano a mano con Ricardo. Los albinegros empezaban a afinar su punto de mira, aunque también empezaban a preocuparse de un nuevo adversario. Rubinos Pérez no vio unas nítidas manos de Rivas en el área pequeña y cortó una internada de Arana cuando, delante, solamente estaba Ricardo. ¡Qué fácil es hundir al débil!

EL CASTIGO El Betis llevaba mucho tiempo a oscuras. Chaparro rescató a Damià, Capi y Sergio García, tres titulares que elevaron, considerablemente, el nivel atacante de los sevillanos.

En una de esas, el Betis tuvo paciencia para madurar la jugada, hasta encontrar un minúsculo resquicio. Damià superó a Baigorri y Edu, desde atrás, lo tuvo sencillo para batir a Oliva. Un fogonazo, un gol. El Castellón, que merecía ir ganando, perdía.

Sin embargo, los albinegros no dieron su brazo a torcer. El bombardeo continuaba, pero sin la precisión para dar en el blanco. El Betis, en cambio, necesitó solo de un cartucho más para poner la puntilla. Juanma, a puerta vacía, recogía el rechace del poste a tiro de Sergio García. Colorín, colorado, la Copa del Rey --salvo milagro-- ya ha terminado.

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