Frente a lo mejor que podía disponer la Real, la alineación alternativa que presentó Zidane en cuartos de la Copa le colocó ante la puerta grande o la enfermería. Al final fue enfermería, pero el heroico y postrero intento de remontada que casi culmina con éxito le dio réditos. La Real ofreció una exhibición en el arte de escapar de la presión y, entre Odegaard y la impecable actuación de Isak, hizo un roto que el Madrid no esperaba. «Veníamos con la intención de hacer el partido que hemos hecho», sentenció Alguacil. «Hemos tenido muchas dificultades en la presión y errores», reconoció un Zidane que no atribuyó los problemas a la alineación. El galo había apostado por Brahim, James o Vinicius, pero sus apariciones se diluyeron frente al dominio y la posesión realista.

El partido tenía claro color vasco camino al descanso, mientras se reproducía el murmullo en la grada en un final de primer tiempo movido, en el que Isak tuvo dos ocasiones para hacer el segundo gol. Pero, tras el descanso, en tres minutos el delantero empezó a construir el triunfo donostiarra en Madrid. El intervalo que va del 54 al 56 fue letal (0-3). Pitada en el Bernabéu. El partido entró en barrena, inmerso en la locura de la Copa, y Marcelo recortó distancias. Pudo ser el inicio de una remontada heroica a la que jugadores y el público se entregaron con fe, incluso después de que Merino pusiera el 1-4. Rodrygo y Nacho acortaron distancias, y en la prolongación el Madrid tuvo un cabezazo de Ramos para empatar, pero la Real Sociedad se llevó la clasificación tan apurada como justa.