El desafío de un ciclista de Benlloc: ¿Se puede ser corredor profesional camino de los 40 años?

Si ya es difícil ser ciclista profesional, competir en la élite junto a esta nueva generación de grandes corredores jóvenes que lo ganan todo allá donde vayan, imagínense cuando uno se acerca a los 40 años y, de un día para otro, se ve sin equipo debido a un inesperado movimiento en el precario mundo de los UCI Continental. Por eso, Víctor Martínez García (Benlloc, 28 de enero de 1985) se puede considerar un auténtico privilegiado.

Sobre la marcha

Cuando pensaba que iba a seguir en el Electro Hiper Europa, a escasos días de la concentración previa a la nueva temporada, fue absorbido por el Illes Balears Arabay, dejando en la estacada a la mayoría de los que integraban la escuadra con sede en Cervera del Maestre. No obstante, él, tras un buen 2023, encontró rápidamente acomodo en el Kamen Pazin-Cabo de Peñas-Kiwi Atlántico, conjunto de origen croata pero con patrocinadores españoles que correrá importantes pruebas en suelo nacional.

«Tengo mucha ilusión porque voy a poder correr en casa», comenta Martínez, aludiendo al inminente Gran Premio Castellón-Ruta de la Cerámica (día 21) y a la primera etapa de la Volta a la Comunitat Valenciana (día 31): ambas pasarán por Benlloc.

Punxona promete dar guerra en un equipo que se ajusta a sus características. Víctor tratará de estar a la altura de un año en el que han destacado su triunfo en las metas volantes de la Vuelta a Asturias, su cuarto del Gran Premio Anicolor o el 11º en el Campeonato de España de ruta.

«El final está ahí pero...»

Martínez es un ciclista atípico, no solo por la edad, sino porque llegó tarde al mundo profesional y porque tiene el futuro asegurado en el mundo de la docencia. Sin duda, eso se refleja en su forma de correr, lo que le permite continuar dando guerra y mejorar los resultados de la temporada anterior. Es más: si su rendimiento es similar al del 2025, podría disfrutar de una segunda aventura en el Kamen Pazin-Cabo de Peñas-Kiwi Atlántico, ya con los 40 inviernos cumplidos. «Tiene una filosofía muy parecida a la mía, apostando por corredores valientes que busquen las fugas y con algo de velocidad», reconoce el castellonense.

«Sé que el final está cerca, pero estoy disfrutando tanto...», deja caer. En 2023, pudo compaginar las clases con sus 25 días de competición (bastantes menos de los esperados, con todo, debido a la lesión de cadera que sufrió en su estreno en la Clàssica Comunitat Valenciana 1969-Gran Premi València y al covid que contrajo a finales del ejercicio), aunque lo que más le tira, ahora, son sus hijos, de seis y tres años, que tanto le reclaman.

«Cuando estás ante la oportunidad de tu vida, corriendo en la élite y rindiendo bien, cuesta dejarlo», subraya. Con todo, tiene claro que quiere marcharse «con un buen sabor de boca».

Calendario

Si todo va bien, doblará su presencia en las carreras. Comenzará en la citada Clàssica (20 de enero) para luego intercalar la Challenge de Mallorca entre las dos citas que discurrirán por Castellón. También hará la Clásica de Almería, Asturias, Circuito de Getxo u Ordizia, así como pruebas en Luxemburgo, Eslovenia o Croacia para un total de entre 50 y 60 días compitendo. 

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