La Universitat per a Majors de la UJI cumple 20 años, dos décadas de crecimiento continuado, de 38 alumnos en 1998 a 1.022 que empezaron las clases el día 1. En una radiografía rápida, cohabitan en Riu Sec 257 estudiantes de grado, 444 de posgrado y 321 repartidos en Vinaròs, Morella, Sant Mateu, Vilafranca, Segorbe y Sagunto, con 68 años de media, la mayoría con estudios primarios y medios. La directora académica desde hace cuatro cursos, Elsa González, lo tiene claro: «La UJI sénior es necesaria, cara a un envejecimiento activo de calidad en el que aprender con otros, con la mente abierta, creciendo y reactivándose, porque uno se jubila administrativamente, no de la vida».

--La universidad sénior supera ya el techo de los 1.000 matriculados este curso. ¿Cómo se consolida en Castellón?

--Los mayores castellonenses son muy receptivos. Su envejecimiento es altamente activo. Lo vemos cada día. La consolidación de los programas universitarios para mayores se produce porque en la UJI ha existido desde su inicio convicción, cooperación y responsabilidad para llevarlos adelante y fortalecerlos.

--Son unos estudios eminentemente humanísticos en los que se ha implicado toda la universidad... Explíquenos.

--El conocimiento que genera la universidad debe repercutir en la sociedad, en su tejido empresarial, pero también en la vida de las personas y en la cultura y sociedad. Desde esa convicción, la formación permanente no puede ni debe entenderse solo en términos profesionalizantes sino de cultivar una ciudadanía activa y crítica, sin ver la edad. Es parte de su responsabilidad, cara a unos mayores de 55 con ganas de aprender, actualizarse, sociabilizar e interactuar.

--¿Cómo se trabaja con un alumnado tan heterogéneo?

--Ahí está el quid. La UJI quiere dar respuesta a todo tipo de personas con inquietudes. Muchos tienen la espinita de que no pudieron estudiar a lo largo de su juventud. Y eso les empuja. Otros quieren aprovechar su jubilación. Con una esperanza de vida media de 83 años, estudiar es una manera de envejecimiento activo, desde el pilar del conocimiento, y el de aprender a conocer, a hacer, a vivir juntos y a ser, en el aula, los talleres de música, radio, teatro, senderismo... además de las aptitudes en nuevas tecnologías o distintos idiomas. Son muy diferentes a los de grado, preguntan más, lo aplican al día a día...

-Con este panorama, ¿qué hay de la brecha digital? ¿Se lo toman como reto?

--Es una de nuestras claves, que nos distingue en toda España. La apuesta es clara desde los inicios por la formación en la competencia digital, para trabajar en esa brecha y favorecer que nuestro alumnado no la sufra. Se va favoreciendo la integración, con cursos cero, ayudándole a subirse al carro. Después, en el grado todos tienen créditos vinculados con esto y van creciendo, con el uso de tablets, o cursos on line en Moodle... Para ellos, es un reto, lo mismo que los idiomas. Para la UJI, el reto es impulsar nuevas metodologías y el reconocimiento de los títulos propios a nivel estatal.

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