Poner la clase al revés. No es un juego, sino una metodología innovadora que está ganando adeptos en el ámbito educativo, por su eficacia y porque elimina los polémicos deberes en casa. Se trata del flipped classroom, y es la metodología que han elegido los alumnos de Magisterio del CEU para su proyecto final de la asignatura de Innovación.

Este proyecto, que los futuros maestros han realizado con otra metodología innovadora (el trabajo cooperativo), consistía en diseñar la programación y materiales con el método flipped classroom para todo un curso de Primaria. “Como el proyecto ha sido elaborado por toda la clase, el resultado pertenece a todos, así que cada uno de los alumnos de Magisterio podrá emplear libremente estos materiales, en sus prácticas o en su próximo ejercicio profesional”, destaca la profesora Rosa García.

“En la flipped classroom se invierten los términos. Es una especie de aprendizaje semipresencial en el que los niños visionan en casa los vídeos con la explicación o clase magistral que ha elaborado el profesor, lo cual permite al niño con más dificultades volver a escuchar o ver la clase tantas veces como necesite”, explica el alumno de Magisterio del CEU Manuel Font, quien añade que “el tiempo de clase se emplea para el desarrollo de procesos cognitivos más complejos: las tareas que suponen la resolución de problemas o, dicho de otro modo, los deberes. Unos deberes que se realizan en colaboración con sus compañeros y su maestro, y no con los padres, que normalmente asumen en casa esta función sin tener por qué y, en muchos casos, sin saber cómo”.

Su compañera María Garcilópez explica que este método “se descubrió por casualidad, cuando los profesores Bergmann y Sams comenzaron a grabar y distribuir vídeos explicativos acerca de sus lecciones a aquellos alumnos que no podían asistir a clase por diferentes motivos. Fue entonces cuando se dieron cuenta de los grandes beneficios que suponía trabajar a través de esta metodología, tanto para los docentes como para los alumnos”.

VENTAJAS // Y es que las ventajas de esta innovación educativa afectan a unos y otros, como subraya Ángela Talamantes. La alumna de Magisterio considera que este método resulta muy motivador para el escolar, “ya que puede realizar los ejercicios en el aula con el apoyo de los profesores”, pero también para estos, “porque ven el proceso de enseñanza-aprendizaje de los alumnos y pueden conocer realmente si se implican en la adquisición de conocimientos en sus domicilios y llegan a responder adecuadamente a las actividades realizadas en el aula”.

“Nuestros alumnos de Magisterio están preparados para innovar”, asegura finalmente Rosa García, para añadir a continuación que “no solo aprenden las últimas metodologías educativas que se han demostrado más eficaces, sino que las trabajan exhaustivamente y las experimentan a fin de aplicarlas de un modo óptimo en su inminente ejercicio profesional”. H