En el día del Domund

CASIMIRO López Llorente

El próximo domingo, 22 de octubre, celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund, bajo el lema Corazones fervientes, pies en camino. Cada año, este día constituye una ocasión privilegiada para recordar, orar y ayudar con nuestra generosa aportación económica a los misioneros en los países de misión.

Esta jornada quiere también ayudar a todos los cristianos a tomar conciencia de que el Señor nos llama a ser sus discípulos, misioneros. En su mensaje para la jornada de este año, el papa Francisco nos exhorta a la conversión misionera de toda la Iglesia, sirviéndose del pasaje de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-35). Aquellos dos discípulos se alejaban de Jerusalén y caminaban tristes a causa de la muerte de Jesús. Ante el aparente fracaso del Maestro crucificado, su esperanza de que Él fuese el Mesías se derrumbó. Tampoco daban crédito a las mujeres de su grupo que decían que el sepulcro estaba vacío y que Jesús estaba vivo. De repente, Jesús en persona se pone a caminar con ellos, les pregunta y comienza a explicarles lo que se refería a él en las Escrituras. Llegados a la aldea, los dos discípulos invitan a Jesús a entrar en la posada. Ya a la mesa, Jesús tomó el pan, lo bendijo y lo partió. Sus ojos se abrieron y lo reconocieron en la fracción del pan. Justo cuando reconocen a Jesús, Él había desaparecido.

«Aquellos dos discípulos —escribe el Papa— estaban confundidos y desilusionados, pero el encuentro con Cristo en la Palabra y en el Pan partido encendió su entusiasmo para volver a ponerse en camino hacia Jerusalén y anunciar que el Señor había resucitado verdaderamente». Este pasaje traza el itinerario de todo discípulo misionero para renovar su ardor para anunciar hoy a Jesucristo, muerto y resucitado. Este itinerario es el encuentro personal con Cristo Vivo en la Palabra de Dios y en la Eucaristía. Este encuentro es la base y la fuente para la conversión misionera de nuestra Iglesia.

*Obispo de Segorbe-Castellón

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