Opinión | BUENA PREGUNTA

Sin noticias de Sky

No pasa una semana sin que la inteligencia artificial nos deje noticias relevantes en la puerta. La última, el nuevo LLM de ChatGPT con el que podemos conversar en tiempo real y que imita emociones y modulaciones humanas con una precisión inquietante, además de cubrir facetas de interacción complejas y profundas. El sorprendente GPT-4o parece de nuevo una idea rescatada de una película futurista, como si el guión hubiera sido escrito para confeccionar la realidad y no una mera ficción. Concretamente, de Her, a los diez años de su estreno, donde el protagonista se enamoraba de su asistente virtual, Samantha, con quien establecía una relación de naturaleza desigual: uno tenía cuerpo, la otra solo palabras sonoras. Samantha es ahora Sky, la voz más popular de la herramienta de IA generativa de OpenAI que nos abre posibilidades infinitas de desarrollo tanto profesional como personal, pero esta vez de una manera aún más amigable, adaptada a nuestra vida en movimiento.

Paradigma

Sky y lo que representa es la gran noticia de las últimas semanas en el territorio de la IA, pero también el perfecto reflejo de su paradigma. La IA nos sorprende constantemente y nos proporciona momentos de excitación ante un futuro que se nos aparece antes de hora. Pero tras el brillo aparecen rápido las sombras, pues esas nuevas posibilidades y cambios inevitables no pueden esconder por mucho tiempo las dudas éticas y legales que la acompañan. Sky no es Samantha por casualidad, pero el enfado público de Scarlett Johansson al escuchar el parecido con su voz sin su consentimiento, ha forzado a OpenAI a retirarla temporalmente de su sistema.

A las oficinas de Sam Altman ha llegado también estos días una carta de Sony, prohibiéndole el uso de las voces de sus músicos para entrenar sistemas de IA comerciales. Y es que poco o nada sabemos de cómo se entrenan estas IA generativas, qué sesgos aplican, cómo están configurados sus algoritmos. Sin embargo, su impacto y trascendencia serán significativos en nuestro futuro. Precisamente por eso, debemos exigirles mayor transparencia, sin dejarnos cegar por su brillo.

Director y Chief Strategy Officer de Twelfhundred. Profesor UJI