RELACIONES

Adiós al estereotipo: las redes sociales "fortalecen los lazos de amistad y facilitan la comprensión" entre los jóvenes

Una investigación de la FAD y SM expone que la educación sentimental es necesaria para abordar el duelo por la pérdida de una o un amigo

La lealtad y la confianza son dos de las cualidades que más valoran los y las chavalas en estas relaciones

María G. San Narciso

"Las redes sociales sirven para no desconectar de un amigo que se va a vivir fuera un tiempo; para que puedas seguir contándole tus cosas sin perder la relación y que cuando vuelva siga igual", cuenta Marcos Álvarez, un madrileño de 16 años. "Son para amigos que no ves tanto. Para los del verano o los que no son del colegio", razona Blanca Barbadillo, de 17. "Como cualquier cosa, hay dos caras de la monada: depende de cómo las utilices, pueden servirte para aislarte y estar continuamente con el móvil, o para conocer a gente nueva con la que coincides en gustos, o estrechar más los lazos con aquellos que ya conoces", apunta Gualberto Ulloa, de 16.

Porque, contrariando al estereotipo que asocia lo digital con el aislamiento, las redes sociales también pueden favorecer que las y los adolescentes desarrollen aquellos lazos de amistad necesarios para construir su identidad. "Se revelan como espacios orbitales, donde la juventud no solo se expresa y comparte sus preocupaciones, sino que también gestionan su intimidad con mucha madurez", asegura la directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín Padura.

Junto a la Fundación SM, acaban de publicar el estudio El valor de la amistad en la adolescencia y la juventud 2023, en el que una de las principales conclusiones es precisamente eso. "Vemos cómo estas plataformas a veces, en vez de generar relaciones más superficiales, fortalecen los lazos de amistad y facilitan una comprensión mutua más profunda", añade la directora general de Fad, que reconoce, como Jacobo, que también tienen otra cara. Por ejemplo, la saturación que sienten por el hecho de tener que responder pronto. Además, para otras personas se generan riesgos de desequilibrios personales que influyen en sus acciones: las rutinas, los hábitos y la forma en que abordan las actividades y la vida en general.

La amistad, un pilar importante

Más allá de las redes, la amistad es un pilar importante. Lo es en cualquier momento de la vida, pero aún más si cabe en la adolescencia y la juventud, una etapa llena de descubrimientos personales en los que son las amigas y amigos los que están ahí para acompañarles. Muchos chavales acuden antes a ellos para hablar de aquello que les raya, del chasco que se han llevado con la nota de un examen, de la ilusión por aquella persona por la que empiezan a sentir algo o por sus aficiones.

No solo entienden que las amistades les muestran cómo son realmente, sino que también les enseñan cosas para mejorar como personas. Y todo ello sin los juicios y moralismos que pueden esperar de aquellos familiares y adultos que van unos pasos por delante en la trayectoria de la vida. Por eso, "aceptar que la amistad, incluso la que se creía eterna e inquebrantable, puede terminar, sin duda genera un poso amargo".

Ignacio Megías, investigador y autor del estudio sobre juventud y amistades.

Ignacio Megías, investigador y autor del estudio sobre juventud y amistades. / HUGO HUERTA / FAD JUVENTUD

"No educamos para la pérdida de la amistad. Educamos para los diferentes duelos y otras pérdidas, como las muertes o la ruptura de una pareja, pero esto no, pese a que sabemos lo que marca, lo que lo que nos afecta y las pocas herramientas que tenemos para gestionarlo", explica Martín Padura.

"Esta investigación deja patente que es necesario socialmente desarrollar un clima de una educación sentimental en torno a ese duelo por la pérdida de una amistad", señala el investigador y autor del estudio, Ignacio Megías. Le pasó a María March, estudiante de 16 años cuando volvió a Madrid después de estar un tiempo en Inglaterra. "Perdí a gente. Cuando volví este año, no sé si es que habríamos cambiado, pero ahora soy cercana a la que era mi mejor amiga", relata. "Duele bastante. No siempre que la veo, porque no me acuerdo, pero hay veces que estoy en casa, o que necesito hablar de un tema que siempre hablaba con ella, y me acuerdo cuando se lo cuento a otra persona", reconoce.

A Marcos Álvarez le pasó al revés: perdió al mejor amigo que hizo estudiando fuera. "Al volver hubo una ruptura total y ya no hablo con él porque no nos vamos a volver a ver en la vida. Es algo que al final te duele, porque es una persona con la que te has apoyado mutuamente", asegura. Con todo, indica que, como en cualquier ruptura, "sacas cosas buenas y malas" y unos cuantos aprendizajes.

La confianza y la lealtad, lo que más se valora en la amistad

Porque, si la pérdida de la amistad ya es un palo importante en cualquier momento de la vida, pero en la adolescencia, que supone un pilar central, lo es todavía más. Tanto Marcos como María y Gualberto, Jacobo y Blanca consideran que las amigas y amigos están, en cuanto a relevancia, a un nivel similar a sus familias. Con ellos hablan cosas que no hablan con sus padres y con ellos pasan la mayor parte del tiempo.

Aseguran que lo que más valoran es la confianza -el saber que hablen lo que hablen la conversación se va a quedar ahí- y la lealtad -que siempre estarán ahí-. Y, pese a que todos tienen grupos grandes, los buenos y buenas los cuentan con los dedos de una mano, casi siempre de su mismo género.

Jacobo, un chaval de 16 años, junto a algunos amigos.

Jacobo, un chaval de 16 años, junto a algunos amigos. / HUGO HUERTA / FAD JUVENTUD

El estudio también muestra que la amistad es tan importante porque proporciona a la juventud la sensación de ser valorados, ofreciendo un espacio donde alguien capaz de entenderlos realmente los escucha y respeta, lo que otorga seguridad, otra de las palabras más repetidas durante la presentación del trabajo, en la que también han estado Mayte Ortiz, directora general de la Fundación SM; Ariana Pérez Coutado, coordinadora de Investigación y Evaluación Educativa de la Fundación SM; y Anna Sanmartín, directora del Centro Reina Sofía de Fad Juventud.

Amigos como malla de seguridad

Así, los investigadores exponen que los amigos "actúan, en cierta medida, como una malla de seguridad, generando sensaciones fundamentales para el desarrollo social y personal tales como la integración, la empatía, la lealtad, la confianza o el respeto".

Con todo, más allá de este "ideal" de amistad, indican que las y los jóvenes "también reconocen que las amistades duraderas requieren trabajo, tiempo y dedicación. Son conscientes de que deben aprender a manejar expectativas y equilibrar diferentes tipos de amistades, desde las más superficiales hasta las más profundas, aceptando que muchas relaciones de amistad pueden llegar a terminar".

Y es ahí donde hallan un resultado relevante: "Los testimonios que oscilan entre la resignación y la amargura no ocultan algo que parece evidente: no se educa para la pérdida de la amistad ni para afrontar el duelo correspondiente".