preocupación en el sector

Los bares refuerzan su seguridad ante la ola de robos en Castellón

Los hosteleros reclaman más vigilancia tras una decena de casos en un radio de solo un kilómetro

Walter Del Río, hostelero de Castelló, colocó ayer nuevas cámaras en su bar de la avenida Gran Vía Tárrega Monteblanco.

Walter Del Río, hostelero de Castelló, colocó ayer nuevas cámaras en su bar de la avenida Gran Vía Tárrega Monteblanco. / MANOLO NEBOT ROCHERA

La oleada de robos que afecta a comercios y, fundamentalmente, a restaurantes de Castelló y Vila-real ha despertado la indignación de las víctimas y las ha llevado a reforzar la seguridad en sus locales. Nuevas cámaras, alarmas más precisas o placas de seguridad para proteger escaparates son algunas de las opciones por las que se han decantado los damnificados. Y es que la denominada banda de la alcantarilla de la capital (por emplear una tapa para fracturar los cristales de los establecimientos) ha atacado en el último mes los bares Amo, Bogart (dos veces), Martins Grill (tres), Tribeca y Séneca. Asimismo, en Vila-real, también se han producido varios alunizajes en la tienda de móviles Serendib, en el restaurante Extormi II y en una estación de servicio.

Walter del Río, gerente del bar Amo, en la avenida Gran Vía Tárrega Monteblanco de Castelló, instaló ayer mismo dos nuevas cámaras de seguridad, una de ellas en la parte trasera y otra, en la delantera del local. El suyo fue uno de los primeros bares objetivo de los ladrones hace un mes y, desde entonces, asegura que se han producido una decena más de casos en establecimientos que se encuentran a un kilómetro a la redonda. «En mi caso, entraron por una ventana y se movieron por el suelo porque sabían que los sensores de la alarma no llegaban ahí. Los hosteleros estamos hartos de la situación y nos sentimos desprotegidos, por lo que exigimos más vigilancia policial para que los delincuentes no campen a sus anchas», explicó ayer a este diario mientras tomaba las últimas medidas de seguridad.

Del Río, argentino de 55 años, lamenta la «decadencia» de ciertas zonas de la capital y habla del aumento de la delincuencia en el barrio donde tiene su negocio desde hace cinco años, pero también en el Raval Universitari, donde reside --lleva en Castellón 15 años--. «En Nochebuena y en el interior de un párking privado robaron en el coche de unos familiares. Sustrajeron un teléfono que, mediante la señal de localización, se ubicó en un edificio okupado. Cuando fuimos a denunciar, la policía nos dijo que no se podía hacer nada. La actual situación resulta desesperante», critica este hostelero.

La Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación de todos los sucesos en la capital de la Plana y Vila-real y, por el momento, no ha trascendido que se haya efectuado ninguna detención. 

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