PRIMER CRIMEN DE GÉNERO EN CINCO AÑOS EN LA CAPITAL

El asesino machista de Castelló se ensañó en tórax y cuello con un cuchillo de cocina

Muerto también el autor tras ahorcarse, la justicia cerrará el caso sin responsabilidad penal posible

Policía Nacional, a su llegada a la escena del crimen machista de Castelló.

Policía Nacional, a su llegada a la escena del crimen machista de Castelló. / GABRIEL UTIEL BLANCO

Nicola Lupo, de 54 años, fue asesinada con un cuchillo de cocina de unos 20 centímetros de hoja y recibió puñaladas en el cuello, el tórax, en los brazos y en otras partes del cuerpo. Su verdugo fue su pareja sentimental, de 52 años, quien se ahorcó después de acabar con la vida de la mujer, como avanzó Mediterráneo en exclusiva el mismo viernes por la tarde.

Para la Policía Nacional y también para la Justicia se trata de un caso casi cerrado. Y es que, muerto el autor del crimen, la responsabilidad penal queda extinta. 

El Juzgado de Instrucción número 6 en funciones de guardia se hizo cargo del caso el viernes, aunque está previsto que derive la causa al Juzgado de Violencia sobre la Mujer en los próximos días. Asimismo, la autopsia se le practicará a la fallecida previsiblemente mañana en el Anatómico Forense.

No es, ni mucho menos, la primera vez que una terrible muerte violenta deberá archivarse por la muerte del autor. Ya pasó con el rapto y posterior asesinato machista de Andrea Carballo en Vila-real --víctima y asesino murieron tras estrellar él el coche contra una gasolinera en Benicàssim-- o con el doble parricida Ricardo Carrascosa en Castelló --se lanzó al vacío tras asesinar a sus hijas, de dos y seis años, con un hacha mientras dormían en sus camas--.

La alcaldesa, Begoña Carrasco: "Cuando la justicia debe actuar, ya es tarde; hay que educar y denunciar"

La alcaldesa de Castelló, Begoña Carrasco, expresó ayer su enérgica repulsa por el crimen de género e incidió, en declaraciones a los medios, que «cuando la justicia debe actuar, llega tarde», haciendo hincapié en la necesidad de «prevenir», «educando en valores a nuestros hijos, en igualdad, para combatir esta lacra social».

Asimismo, la munícipe quiso animar a todas las mujeres que sean víctimas de violencia de género a que denuncien «para que podamos protegerlas». Carrasco informó de que Castelló realizará un minuto de silencio por su vecina asesinada cuando la Delegación del Gobierno confirme oficialmente que se trata de una muerte por violencia machista.

En la misma línea se pronunció ayer el Ayuntamiento de Almassora, que quiso enviar un comunicado de condena y es que Nicola Lupo, enfermera de profesión, había trabajado durante el pasado verano en la residencia municipal de la tercera edad Vicente Vilar Morellá --actualmente realizaba sustituciones en el Hospital la Plana de Vila-real--. La alcaldesa, María Tormo, prevé decretar un día de lutio oficial por ser una trabajadora municipal.

Un barrio donde impera la ley del silencio

«No sabemos nada» o «no vamos a decir nada» son las frases más repetidas en la calle La Unión de Castelló en las últimas horas. Tras el asesinato machista de una de sus vecinas, Nicola Lupo, la ley del silencio impera en un barrio con una fuerte presencia de inmigrantes. Aunque el suceso tuvo lugar en una de las dos viviendas que hay en el primer piso del número 1, los vecinos de rellano de la víctima no se dieron cuenta de nada. «Yo vine de vacaciones ayer mismo y no vi nada raro. No escuchamos ruidos ni nada parecido. De repente, por la tarde, se llenó todo de policía», explicó una empleada doméstica en conversaciones con este diario. 

Un vecino de la finca de la asesinada habla con 'Mediterráneo' tras el crimen.

Un vecino de la finca de la asesinada habla con 'Mediterráneo' tras el crimen. / ERIK PRADAS

«Yo a él me lo cruzaba habitualmente. Me parecía un hombre normal, tranquilo. Daba los buenos días y era amable. A ella lo cierto es que no me la crucé nunca», recordó la empleada.

Yusef es vecino del cuarto piso desde hace más o menos un año, pero este viernes pasó toda la jornada en su trabajo y no se enteró de nada, ni siquiera del amplio despliegue policial que estuvo presente durante horas el viernes por la tarde en la calle. «¿De verdad han matado a una vecina?», preguntaba, sorprendido, mientras incidía en que en el barrio había altercados frecuentes.

Otros parroquianos, asiduos de bares próximos a la finca, rehusan pronunciarse sobre la pareja. «No vamos a decir nada de lo que sepamos», se apresuraban a decir ayer, claramente a la defensiva ante los medios.

Imagen de la finca en la que sucedieron los hechos en la calle La Unión.

Imagen de la finca en la que sucedieron los hechos en la calle La Unión. / ERIK PRADAS