Se llama Leo. Acaba de reunirse con sus dueños después de vivir un rescate de película. El perro se precipitó al vacío por un acantilado de una playa de Oregón. Un rescatista tuvo que descolgarse de un helicóptero de la Guardia Costera para poder salvarle. Ahora Leo ya se recupera en casa de sus heridas y de la pesadilla con la que ha empezado el año.

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