La del pasado año fue una baixà atípica. Como consecuencia de las estrictas medidas dictadas por las autoridades sanitarias para frenar el avance de los contagios causados por el covid-19, la imagen de la Mare de Déu de Gràcia tuvo que trasladarse desde su ermita del Termet a la ciudad --y también en su regreso, 10 días después-- a lomos de un pequeño camión del departamento de Servicios Públicos de Vila-real. Un hecho que únicamente se ha producido en las últimas décadas en el supuesto de que lloviera.

Pero este año, todo indica que la bajada de la particular Moreneta vila-realense, el próximo 3 de septiembre, recuperará la tradición de realizarse a hombros de sus portadores. Así se ha planteado desde las concejalías de Fiestas y de Tradiciones, conjuntamente con el párroco de la arciprestal, Javier Aparici, que en su condición de vicario general de la diócesis de Segorbe-Castellón, es también el encargado de solicitar a la Subdelegación del Gobierno la autorización para llevar a cabo la que es «una manifestación, aunque en este caso de fe», explica.

Sin recibimiento en los Carmelitas

En concreto, y como detalla Aparici a Mediterráneo, la baixà se prevé realizar con el número exclusivamente necesario de portadores, de manera que se solicitará al vecindario que no participe en el recorrido desde el ermitorio hasta la ciudad. «No habrá recibimiento, como ya ocurriera el pasado año, frente a los Carmelitas», afirma el párroco. Un recibimiento oficial que sí que se realizará en la plaza del Mercat Central, a las puertas del acceso lateral norte del primer templo local, donde le aguardarán las autoridades, encabezadas por el alcalde, José Benlloch; las reinas de las fiestas, Carmen Rubert y María Carmona, junto a sus cortes de honor; y representantes de entidades religiosas con sus respectivas banderas. Tampoco faltarán las notas de la Unión Musical La Lira.

Por su parte, el concejal de Fiestas, Diego Vila, recalca que se viene trabajando en este planteamiento desde hace unas semanas, teniendo en cuenta el avance del proceso de vacunación contra el coronavirus y la baja incidencia de contagios en la ciudad.

Mientras, la edila de Tradiciones, Noelia Samblás logró ayer el sí del colectivo de portadores a recobrar el espíritu de la baixà de la Mare de Déu de Gràcia a hombros.

Asimismo, destaca el hecho de que el president Ximo Puig abrió días atrás las puertas a una relajación importante de las medidas a partir del 7 de septiembre, lo que permitiría celebrar la romería de retorno de la Virgen al paraje del Termet --el domingo, 12 de septiembre-- con una mayor participación, pero siempre con las medidas de seguridad necesarias.

La procesión está por decidir

El Ayuntamiento de Vila-real y la parroquia arciprestal San Jaime también apuestan por celebrar una procesión en la calle el primer domingo de septiembre, en el marco de los actos religiosos para honrar a la patrona, la Mare de Déu de Gràcia, aunque esta es una cita sobre la que todavía está por concretar su viabilidad.

De ser posible la realización de la procesión, que también requiere la autorización de la Subdelegación del Gobierno en Castellón, esta limitaría su recorrido a las calles Sant Roc, Bayarri, Major Sant Jaume, plaza de la Vila y Comte Albay.