CONSECUENCIAS DE LA GUERRA EN UCRANIA

Una ucraniana y madre coraje en Vila-real

El colegio Bisbe Pont otorga su segundo galardón Vila-dona a Sonia Bespalova por su labor solidaria.

Sonia Bespalova vive en Vila-real desde hace casi 23 años y ahora ha explicado su experiencia a los estudiantes del colegio Bisbe Pont.

Sonia Bespalova vive en Vila-real desde hace casi 23 años y ahora ha explicado su experiencia a los estudiantes del colegio Bisbe Pont. / MEDITERRÁNEO

Su nombre es Sonia Bespalova. Valor y corazón no le faltan a esta madre coraje que llegó hace casi 23 años a Vila-real procedente de su localidad de Jersón, en Ucrania. Ella vino para labrarse un futuro mejor, también para su familia. Y ahora se ha visto obligada a luchar fuerte, con valentía, pero también con grandes dosis de amor, para sacar del infierno en el que se ha convertido su tierra, a causa de la invasión rusa, a una de sus hijas, a su yerno y a su nieto Dimitriy.

Yulia, hija de Sonia Bespalova, y su esposo Konstantin lograron salir de Ucrania, no sin dificultades, y ya residen en su casa de Vila-real.t

Yulia, hija de Sonia Bespalova, y su esposo Konstantin lograron salir de Ucrania, no sin dificultades, y ya residen en su casa de Vila-real.t / MEDITERRÁNEO

Precisamante, Dimitriy es alumno del colegio concertado Bisbe Pont, un centro que para reconocer su labor solidaria, que también se ha plasmado en campañas de recogida de productos básicos para quienes siguen en Ucrania y en el acogimiento en su casa de familias procedentes de allí, ha decidido otorgarle el premio Vila-dona del 2023, que instauraron durante el pasado ejercicio y que se entrega coincidiendo con la celebración del 8-M.

Entrevista con los alumnos

Y tomando como protagonista a Sonia Bespalova, todos los alumnos del Bisbe Pont, desde Infantil hasta 4° de ESO, se han implicado en una serie de actividades en las que, además, se ha incluido una entrevista de los estudiantes de 5° y 6° de Primaria, a través de la que esta mujer ucraniana ha relatado el sufrimiento no solo de su familia, sino de todos los habitantes de su país desde que los rusos iniciaron hace un año la invasión de Ucrania, que todavía continúa.

Una mujer camino por una calle de Jersón, la ciudad de la vila-realense Sonia Bespalova, con un edificio destruido por las bombas como fondo.

Una mujer camina por una calle de Jersón, la ciudad de la vila-realense Sonia Bespalova, con un edificio destruido por las bombas como fondo. / NOEMÍ GONZÁLEZ| ALEXANDER ERMOCHENKO

Sonia trabaja en la residencia Sant Llorenç de Vila-real, donde también les han facilitado un puesto a su hija Yulia y a su yerno Konstantin. Pese a tener una vida de la que está muy agradecida a la sociedad vila-realense en general, la situación sigue siendo «muy difícil». «La guerra trae mucho dolor y yo he vivido momentos complicados con mis hijas», explica. Y añade que «ahora mismo tengo a mi nieto Dima (Dimitriy) a mi cargo, pero sus padres están en Kiev».

Día de emociones

Para esta vila-realense de adopción, el encuentro con los alumnos tuvo momentos de mucha emoción, en los que no pudo contener las lágrimas. Evidentemente, y como explica a Mediterráneo, «no pude contarles todo lo que podría porque son niños», en referencia a la dureza de sus vivencias, inmediatamente después de comenzarse esta guerra y por la angustia que suponía no saber nada de los suyos durante días.

Imagen de la actividad en la que los alumnos de quinto y sexto del colegio Bisbe Pont preguntaron a Sonia Bespalova sobre sus vivencias.

Imagen de la actividad en la que los alumnos de quinto y sexto del colegio Bisbe Pont preguntaron a Sonia Bespalova sobre sus vivencias. / MEDITERRÁNEO

La protagonista del premio Vila-dona de este año, que se le entregará en el colegio Bisbe Pont, el miércoles 8 de marzo, se muestra «muy agradecida a toda la gente que me ha ayudado durante este camino». Y hace hincapié en que «en la vida es muy importante el respeto y cuidar a la familia y a los amigos, porque sin ellos, sus palabras y su cariño no seríamos nada».

Con el corazón partido

Tania y su marido Evgeniy continúan en Kiev, aunque prefirieron alejar que su hijo Dima de las bombas y ahora está con su abuela Sonia Bespalova en Vila-real.

Tania y su marido Evgeniy continúan en Kiev, aunque prefirieron alejar que su hijo Dima de las bombas y ahora está con su abuela Sonia Bespalova en Vila-real. / MEDITERRÁNEO

"Mi hija Yulia y mi yerno Konstantin salieron de Ucrania con lo puesto", relata entristecida esta mujer coraje. Pero, pese a que aquí tiene a los dos y también a su nieto Dima, los padres de este continúan en Kiev, bajo la amenaza de las bombas. "Los hombres no pueden salir del país, por lo que Evgeniy trabaja como voluntario de Cruz Roja para ayudar a la gente y ella, Tania, prefiere quedarse junto a él, aunque prefirió que su hijo estuviera a salvo", explica emocionada.

Evgeniy y Tania se tomaron esta foto dos días antes de iniciarse la invasión rusa a Ucrania.

Evgeniy y Tania se tomaron esta foto dos días antes de iniciarse la invasión rusa a Ucrania. / MEDITERRÁNEO

Y es cuando estalló la guerra, la merecedora del premio Vila-dona del colegio Bisbe Pont no se lo podía creer. Una noche habló con su hija, todo estaba normal. Y a la mañana siguiente ya habían empezado los combates en la frontera. Con lágrimas en los ojos, contó a los escolares del Bisbe Pont como llegaron hasta aquí su nieto y una de sus hijas. "Vineron en coche y les costó nueve días, cuando hubieran podido llegar en dos. Les costó mucho salir del país, porque había carreteras bombardeadas por las que no se podía acceder; tenían que buscar otros caminos y siempre jugándose la vida".

Y añade: "Además, solo podían conducir durante el día y por la noche tenían que salir de la carretera y esconderse. Durante el viaje vieron imágenes muy desagradables y pasaron mucho miedo. Antes de salir de su casa, únicamente les dio tiempo a coger los papeles necesarios y algo de comida".

Todo un drama que, por desgracia, sigue siendo una constante en Ucrania desde que las tropas rusas de Putin iniciaron la invasión de este país, acabando con la paz de todo un país y sus habitantes y sembrando la desolación y el miedo.