La calidad de la fruta, la benevolencia de los fenómenos meterológicos y el precio que perciben los productores son los principales factores que determinan el éxito de una temporada citrícola. Pero en un mundo global son muchos otros los frentes a los que atender, y que están lejos de los campos de cultivo.

Acuerdos comerciales

El principal destinatario de los agrios de Castellón es la Unión Europea. Pero en muchas ocasiones la agricultura propia se siente desplazada por las importaciones procedentes de terceros países. Uno de los casos más recordados en las últimas semanas es el de Sudáfrica. En octubre debe negociarse la renovación del actual acuerdo comercial, y diferentes actores del sector buscan constituirse como un lobi ante Bruselas para limitar los envíos de países extracomunitarios. Para ello, sería de gran ayuda que el ministro de Agricultura español, Luis Planas, solicite la declaración de los cítricos como producto sensible ante la Unión Europea ante los envíos de países terceros. Por el momento no hay respuesta.

A este caso se suman las detecciones de productos llegados desde países de Sudamérica o Turquía en los que se detecta la presencia de plagas o de restos de plaguicidas no autorizados dentro del territorio comunitario. El sector agrario reclama de manera continua que haya un refuerzo de los controles de sanidad vegetal en los puertos --hay países europeos con una vigilancia muy laxa-- y reciprocidad de condiciones entre lo que debe cumplir un citricultor español y las reglas a los importadores.

El eterno 'cotonet'

Precisamente por un error en la detección de plagas llegó, desde Sudáfrica, el tristemente célebre cotonet. La zona de la Plana Baixa es el epicentro de la incidencia, aunque está expandido en casi toda la provincia y ha llegado a aparecer en comunidades autónomas cercanas. Las organizaciones agrarias y cooperativas coinciden en señalar que los planes de las administraciones para este año han sido un fracaso, por lo que se teme que la merma de producción en la nueva campaña sea notable.

La Conselleria de Agricultura tiene encima de la mesa las propuestas del sector, transmitidas en julio, mientras que la respuesta del ministerio es calificada de decepcionante por la Unió y AVA, al no plantear ayudas que compensen las fuertes pérdidas. Mientras, la plaga va a más.

Exportaciones

La agricultura ha sido moneda de cambio en conflictos políticos que han reducido el mapa de las exportaciones citrícolas en los últimos años. Fue el caso de Rusia, por un asunto de política internacional, y también el de Estados Unidos, cuando la administración Trump gravó con el 25% de aranceles a los productos agroalimentarios españoles por un plan de ayudas al consorcio aeronáutico Boeing. La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca ha levantado las barreras proteccionistas, pero los años de ausencia pesan, ya que otros mercados rivales se han aprovechado para consolidar posiciones.

Otro punto en contra son las estrictas condiciones que impone Estados Unidos para la llegada de naranjas y mandarinas españolas. Se pide que el ministerio interceda, pero por el momento no hay avances.