Una familia de Castellón se declara cada día en concurso de acreedores

La cifra de particulares ahogados por las deudas que se acogen a la ley de Segunda Oportunidad se dispara 

Una mujer se manifiesta para impedir el desahucio de una familia asfixiada por las deudas.

Una mujer se manifiesta para impedir el desahucio de una familia asfixiada por las deudas. / MEDITERRÁNEO

Elena Aguilar

Elena Aguilar

Si uno piensa en las palabras concurso de acreedores lo primero que le viene a la cabeza es la quiebra de una empresa que no puede hacer frente a sus deudas. Y ejemplos en Castellón los hay a montones. En menos de un año compañías como Pesfasa, en el Grau, o la citrícola Peris Agost, en Almassora, han recurrido a este procedimiento jurídico cuyo objetivo es solventar los problemas de insolvencia y falta de liquidez de un negocio y, si nada lo remedia, todo apunta a que la histórica textil Marie Claire será la siguiente en usar ese mecanismo. Pero las empresas no son las únicas se declaran en concurso. Las familias también pueden hacerlo y, de hecho, los particulares que en Castellón recurren a esta figura ya superan con mucho a las mercantiles. 

Las cifras hablan por sí solas. Los últimos datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) revelan que durante los tres primeros meses de este año solicitaron el concurso acreedores 100 personas físicas en Castellón, una cifra sin parangón en la serie histórica y que triplica a las registradas en el mismo periodo del año pasado. De esa cantidad, 82 eran particulares y solo 18 eran empresarios en activo. O dicho de una manera más clara: cada día en la provincia una familia se declara en quiebra.  

 Los particulares que hacen uso de este mecanismo jurídico no dejan de crecer y, además, la cifra está a años luz de los concursos solicitados por parte de las empresas. En el primer trimestre las mercantiles que se declararon insolventes fueron 33, trece menos que en el mismo periodo del 2022.

Una segunda oportunidad

Detrás del auge de los concursos de familias endeudadas se encuentra, sin duda, la Ley de Segunda Oportunidad, una normativa que entró en vigor en España en 2015 con una clara premisa: permitir a los particulares que están ahogados por las deudas librarse de ellas y empezar de cero.

¿Y qué lleva a una familia o a un autónomo de Castellón a declararse en concurso de acreedores? Entre las deudas más habituales están las contraídas por juego, tarjetas revolving o pérdida del empleo. No obstante, la casuística es muy variada. El año pasado, por ejemplo, un juzgado de Vinaròs dictó el Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho en el caso de la mujer que acumulaba unas deudas con los bancos 27.251 euros. La mujer se vio envuelta en una estafa ideada por su expareja que le falsificó la firma y pidió infinidad de pequeños préstamos a su nombre, hasta que le empezaron a llegar cartas de reclamo.

Requisitos a cumplir

Para declararse en concurso de acreedores, la persona debe haber incurrido en situación de insolvencia sin mala fe, liquidar todo su patrimonio (como vender un piso) para satisfacer la mayor parte de sus deudas, no haberse acogido previamente a esta vía y no haber rechazado una oferta de trabajo. Este paraguas legal no es válido para quienes sumen deudas superiores a los 5 millones de euros.

La ley de Segunda Oportunidad de 2015 es cada vez más conocida y a finales del año pasado se aprobó una reforma de la Ley Concursal que derivó a su vez en importantes cambios en esta normativa. Junto a atribuir la competencia de los concursos de acreedores de particulares a los juzgados de lo Mercantil, otra de las novedades es que ya no resulta obligatorio intentar un acuerdo extrajudicial de forma previa a llevar el caso ante un juez. 

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