Miedo de los agricultores de Castellón a la fiebre del Nilo por la plaga de mosquitos

Exigen, lo «antes posible», que las administraciones competentes actúen

Los tratamientos contra los mosquitos prosiguen en Castellón.

Los tratamientos contra los mosquitos prosiguen en Castellón. / Mediterráneo

Mònica Mira

Los mosquitos están por todas partes en diferentes municipios de la Plana Baixa y, por descontado, también en el campo donde, una vez más, los agricultores deben enfrentarse a diario a su molesta presencia durante largas horas de trabajo en las que están irremediablemente expuestos. Que estos insectos incomodan es una evidencia para quienes los sufren, pero en esta ocasión, la molestia se ha transformado en temor por los riesgos sanitarios a los que se pueden llegar a exponer.

Así lo denuncian desde la Asociación de Agricultores de Nules. Hablan de «alerta», la que han decidido lanzar dirigida a las autoridades competentes, a las que les piden que intervengan con urgencia, en especial en los términos municipales de Burriana, Nules y Moncofa, que son a los que hacen referencia por la «alta presencia» de estos dípteros que detectan y sufren en sus propias carnes.

Las marcas en la piel son prueba suficiente de su denuncia, y Mediterráneo pudo comprobar ayer cómo solo hace falta estar un instante en las zonas más afectadas para que varias decenas de mosquitos empiecen a detenerse sobre cualquier superficie descubierta para empezar a alimentarse. En esta ocasión, la especie que más abunda es Aedes albopictus, más conocido como mosquito tigre, negro y con las patas anilladas. Los expertos han explicado en más de una ocasión que estos invertebrados pueden transmitir enfermedades virales y es esa posibilidad la que más atemoriza a quienes, por su trabajo, pasan más horas a su merced.

«Algo que nos preocupa es que, a finales de agosto, saltó la alerta de un caso de fiebre del Nilo en Puçol y hace pocos días en Barcelona», explican desde la asociación profesional. Noticias que se han extendido entre la gente del campo y han generado «el miedo de los recolectores de salir a trabajar», admiten.

Apelan a una intervención, «lo antes posible», de las administraciones competentes para que «empiecen los tratamientos aéreos destinados a controlar la población», exponen. E insisten en que «es urgente tomar medidas para proteger a los trabajadores y mantener la calidad de los productos», ahondan.

Exposición permanente

Un agricultor de Nules al que este periódico acompañó a su parcela, explicaba : «Yo me he acostumbrado a las picaduras y ya no me hacen casi ni reacción». Pero al mismo tiempo reconocía que eso no le da ninguna tranquilidad, porque no padecer molestias graves no le exime de estar indefenso ante cualquier enfermedad que alguno de esos mosquitos pudiera transmitirle en el campo.

Otro compañero, que estaba realizando tratamientos contra la araña en una finca del mismo término municipal, a pesar de las altas temperaturas de estos días iba ataviado con un mono completo para cubrirse la mayor parte posible del cuerpo. «Si vas moviéndote es menos, pero cuando te paras, se te comen», aseguró.

Y así las cosas, les quedan pocas opciones, porque su labor está a la intemperie y tienen que convivir con la plaga toda la jornada.