Castellón logra frenar al sangría de cazadores y pide menos burocracia

Los casi 12.000 aficionados federados en la provincia inician una temporada que se prevé desigual

Dos aficionados a la caza preparan las escopetas y adquieren munición en la armería Raúl de Vila-real.

Dos aficionados a la caza preparan las escopetas y adquieren munición en la armería Raúl de Vila-real. / KMY ROS

Elena Aguilar

Elena Aguilar

Para los aficionados a la caza el 12 de octubre está marcado doblemente en rojo. Además de la festividad del Pilar, este jueves se abre la temporada general y a los casi 12.000 federados de Castellón lo que les sobran son ganas. Muchos llevan semanas pensando en una fecha que marca el inicio de tres meses de actividad (hasta el 6 de enero) y que es sinónimo de madrugones, de quedadas con los amigos para salir al monte, pero también de almuerzos. Y este año la campaña se presenta de manera desigual. «En caza mayor hay un aumento claro de la población de jabalíes y corzos, pero en la menor hay zonas de la provincia donde el conejo ya es una plaga y otras que no», resume Juanjo Ferrer, delegado de la Federación de Caza en Castellón.

Aunque la caza ya no es lo que fue (hace quince años los aficionados federados rozaban los 20.000 en Castellón), las cifras que maneja la Federación reflejan que poco a poco la sangría de bajas se va deteniendo. «Los datos se mantienen estables, en torno a los 12.000 aficionados federados, y las bajas se van supliendo con nuevas incorporaciones», afirma Ferrer que, no obstante, reconoce que la falta de relevo generacional sigue siendo uno de los retos del colectivo.

La edad media del cazador en la provincia es cada vez más elevada y para los aficionados una de las claves que explica porqué muchos jóvenes dan la espalda a esta afición es la burocracia. «Para poder cazar hay que hacer toda una serie de trámites, desde sacarte la licencia de caza hasta obtener un permiso de armas. Y eso a muchos les desanima», argumenta Ferrer. Y todo eso por no hablar del examen que hay que superar antes de obtener la licencia o la obligatoriedad de tener un seguro. «Si todos estos trámites fueran más sencillos ase facilitaría la entrada a los aficionados de menos edad», insiste el delegado de la Federación de Caza en Castellón.

Una afición, ¿cara?

Ser cazador cada vez es más complicado y, además, cuesta dinero. Hay que pagar la cuota anual del coto (aunque en la provincia hay zonas libres, la mayoría caza en cotos) y el gasto en ropa, munición o el mantenimiento de los perros también es elevado. «La caza no es más cara que, por ejemplo, la afición a las bicis. Hay gente que se gasta 2.000 euros en una mountain bike y otros, en cambio, 300. Y en la actividad cinegética ocurre exactamente lo mismo», explica. 

Pero más que de gastos, los aficionados de Castellón hablan de los beneficios económicos que genera la caza, sobre todo en restaurantes, estaciones de servicio y alojamientos rurales. «El impacto es muy importante y los es principalmente en municipios rurales lo que, a la postre, contribuye a frenar la despoblación», insiste. También en las armerías, que en los últimos días han vivido una actividad frenética. Y eso que cada vez quedan menos. «Estas semanas se ha notado más trasiego de gente. Es lo normal», apuntan desde la armería Raúl, en Vila-real.

La labor de los clubes

La caza mueve la economía y desde la Federación insisten también en la labor que desempeñan los 150 clubes que hay en la provincia. «Trabajan de forma desinteresada por la conservación del medioambiente», apunta Ferrer, que destaca el trabajo en época de sequía, cuando el cazador es el que nutre de agua y alimento los campos para que la fauna salvaje sobreviva.

De hecho, y según datos de la Conselleria de Agricultura, durante la temporada pasada los cazadores de la Comunitat invirtieron 15,6 millones de euros en el en el medio natural y entre las inversiones destaca el esfuerzo en la prevención de incendios

El jabalí ya es una plaga en 76 municipios de la provincia

Reducir la sobrepoblación de jabalíes es uno de los retos a los que se enfrenta la caza y en los últimos años el problema ha ido a más. La última estadística de la Conselleria de Agricultura revela que en Castellón ya son 76 los términos municipales con sobreabundancia de esta especie, lo que supone casi seis de cada diez poblaciones. Y eso se traduce en un aumento de casi un 40% si se compara con dos años atrás, cuando las localidades afectadas eran 54.

La plaga de jabalíes va a más y, además, estos animales provocan un número cada vez más alto de accidentes de tráfico. De hecho, y de acuerdo con los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), desde que arrancó el año y hasta finales del pasado mes de agosto, los siniestros con fauna salvaje han aumentado casi un 50% en la provincia hasta alcanzar los 281, de los que 206 fueron por jabalíes. La mayoría de estos accidentes se produjeron entre las 21.00 horas y la una de la madrugada en vías convencionales. 

Los jabalíes causan un número cada vez más importante de accidentes y también pérdidas millonarias a los agricultores. La Unió Llauradora i Ramadera denunció el pasado verano los daños de esta especie en cultivos como los melones o sandías. 

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