La proliferación de gorrillas causa malestar entre los vecinos de Castelló

Piden dinero ante la falta de parking en zonas como el Hospital General o los juzgados

Los ciudadanos denuncian que algunos intimidan para conseguir una limosna

Gorrillas señalando espacios disponibles para aparcar en los alrededores del Hospital General de Castelló.

Gorrillas señalando espacios disponibles para aparcar en los alrededores del Hospital General de Castelló.

Carmen Tomás Armelles

Carmen Tomás Armelles

Malestar entre los vecinos de Castelló por la proliferación de gorrillas en distintos puntos de la ciudad. La falta de plazas de aparcamiento públicas en espacios como el Hospital General o la Ciudad de la Justicia, que cuentan con una gran rotación, se ha convertido en el aliciente para muchas personas que solicitan dinero a los sufridos conductores.

Esta situación la denuncia la madre de una trabajadora del Hospital General que muestra su preocupación ante la actitud amenazante de algunos de estos gorrillas, especialmente durante los turnos de noche. «Tengo 79 años y no me acuesto pensando en qué le puede pasar. Le dicen dame dinero y, si no llevas, ya sabes lo que te espera», aseveraba, desesperada.

El déficit de plazas de aparcamiento alimenta la presencia de gorrillas

El déficit de plazas de aparcamiento alimenta la presencia de gorrillas / KMY ROS

Aunque más que los empleados --que recurren al parking mayoritariamente-- lo sufren los ciudadanos. Algunos incluso cuentan con sillas colocadas en puntos estratégicos.

En el solar situado frente a la Ciudad de la Justicia, especialmente los lunes, también se encuentran dos personas. Una de ellas, un varón alto, resulta especialmente intimidante. «No le pagué y tenía prisa, pero, por miedo, le dije a mi padre que bajara y le dio dinero para asegurarse de que no le pasara nada al coche», explicaba una usuaria del parking.

Otro de los espacios donde los pedigüeños tratan de sacar algo de rédito económico son los aledaños del campo de Castalia, donde, cuando el Castellón juega en casa, también existe una gran aglomeración de vehículos.

Además, no siempre son pacíficos. Un ejemplo, el pasado agosto en el Grau un hombre que hacía las veces de gorrilla fue detenido por la policía portuaria, tras golpear a los agentes con patadas y puñetazos. Estos se habían acercado al ver que el susodicho  increpaba a una familia que había estacionado su vehículo en la zona donde él pedía dinero. 

Suscríbete para seguir leyendo