Caza a los enjambres de abejas en la provincia. Hasta 23 han sido retirados en las últimas 48 horas de nueve localidades, tras el ataque que se hizo viral la semana pasada cuando miles de ejemplares despertaron en la plaza de toros de Orpesa tras un cañonazo de la Guardia Real durante una exhibición con escolares en la grada. Los niños comenzaron entonces a correr por los tendidos, huyendo de las abejas, que estaban revolucionadas. Todo quedó en un susto y ningún menor resultó herido, pero las imágenes corrieron como la pólvora por televisiones, redes sociales y múltiples páginas de internet.

Parece que la ciudadanía se ha concienciado tras el suceso acerca de la importancia de retirar los enjambres. Los efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos se trasladaron ayer a Teresa para quitar hasta cinco hervideros. El más numeroso de ellos se había afincado en un muro y, a simple vista, parecía una gran enredadera, con centenares de ejemplares amontonados.

Los especialistas retiraron otras dos colmenas en Nules y la misma cifra en Burriana y Peñíscola. Varias se encontraban en árboles, macetas y farolas, según indicaron fuentes del Consorcio. En l’Alcora los efectivos también apartaron una que se había formado en una placeta --justo debajo de un banco de madera--. Los bomberos también actuaron en Almassora y Càlig.

Veinticuatro horas antes el Consorcio se había desplazado ya a Benicàssim, Burriana, Nules y Orpesa para llevar a cabo actuaciones similares.

«Estamos en época y es normal ver enjambres. Son los propios ciudadanos quienes avisan al 112 y nuestros efectivos se trasladan a la localidad con los uniformes adecuados para retirarlos, precintarlos en cajas y llevarlos hasta los parques de bomberos», afirman desde el Servicio de Información del Consorcio Provincial. Una vez en las instalaciones de los bomberos, estos se ponen en contacto con apicultores con los que existe un convenio para que se hagan cargo de las abejas incautadas. Aunque a priori estos insectos no sean peligrosos, si se sienten amenazados --como en el reciente caso de Orpesa por los cañonazos-- pueden atacar y picar.

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