El castellonense que ha pintado más de 100 veces la Virgen del Lledó

Alejandro Peiró tiene devoción por la patrona de Castelló

Vídeo: El arte devocional en Castelló

Belén Nebot

Alejandro Peiró es castellonense y empezó a pintar cuando era pequeño. Hacía garabatos y fue perfeccionando con el tiempo. Es la vocación con la que nació y siempre ha sido muy autodidacta. No pudo estudiar una carrera de dibujo porque no tenía recursos suficientes, pero consiguió apuntarse a la Escuela de Bellas Artes de Artesanía que patrocinaba la Diputación de Castellón en esa época. Nunca se ha dedicado a ello profesionalmente. Lo que era una afición, se convirtió en una pasión.

«La Virgen del Lledó es un icono de Castellón. Seas creyente o no. Todos le tenemos un cariño especial y es lo que nos identifica como ciudad», dice Peiró. Desde pequeño ya iba con su madre a la Basílica a rezar y adorar a la Virgen del Lledó. Siempre ha tenido una predilección especial por ella. Viaja mucho y a todos los lugares que va lleva una fotografía de la Virgen. «En 2016 fui a Moscú y me hice una foto delante de la catedral de San Basilio con la Virgen del Lledó. Ella llevaba un manto rojo y estaba en la Plaza Roja. ¡Fue casualidad!», cuenta Peiró muy emocionado.

La constancia de pintarla cada día

Ahora que está jubilado, dedica más tiempo a la pintura y sobre todo a la Mareta. Cada cuadro es diferente y asegura que ha podido pintar más de 100 obras de ella. «No pretendo dibujar mejor que nadie, pretendo hacerlo mejor cada día», afirma Peiró.

Uno de los cuadros de la Virgen del Lledó pintado por Alejandro Peiró

Uno de los cuadros de la Virgen del Lledó pintado por Alejandro Peiró / Belén Nebot

Para la composición, el castellonense hace un boceto en papel y lo perfecciona según sus gustos. Primero lo desarrolla en papel de seda y luego lo pasa al papel definitivo, donde lo pinta con acuarela y lo remata con bolígrafo. De hecho, hay algunos que están hechos solo con ese material.

Perot con los bueyes

Perot con los bueyes / Belén Nebot

Sensación de «paz y serenidad»

Suele dedicar cinco o seis horas diarias y puede tardar hasta dos semanas en hacer uno de estos dibujos. «No soy fardón, pero lo más característico de mis dibujos es que lo hago con el corazón y muchas ganas. Dibujar a la Virgen del Lledó me transmite paz y serenidad. Me aporta buenas vibraciones. Es más, cuando voy a pintar su carita siempre me tiembla la mano. Quiero que me quede tan bien que me pongo muy nervioso», expone el artista.

También ha pintado el Parque Ribalta, el Pinar, la ermita de la Magdalena o el desierto de las Palmas. Cada trazo de Alejandro Peiró es un acto de devoción y amor por la Patrona de Castellón.