CD CASTELLÓN
La crónica | El Castellón se acerca al ascenso tras un partido memorable ante el Dépor (4-3)
Los albinegros pasan a la final del 'play-off' tras superar al Deportivo en un duelo majestuoso decidido en la prórroga
¿Por qué alguien se enamora del fútbol? La respuesta está en la primera media hora del majestuoso Castellón-Dépor. Por ese despliegue, por esa ilusión colectiva, y por ese ambientazo en Castalia que empujó al equipo local hasta el 2-0. ¿Y por qué a ratos uno quiere renunciar, por qué a ratos parece lo peor? Por lo que pasó en la siguiente hora: del 2-0 al 2-2 de un Dépor que mereció tanto o más que su adversario. ¿Por qué a veces duele demasiado? Porque después del increíble 3-2 de Iago Indias en el minuto 90, Pablo Hernández, ese niño orellut que triunfó en el fútbol y regresó a casa veterano para cumplir un sueño, falló el penalti de la gloria en el descuento. ¿Y por qué ese amor que tanto te hace sufrir dura después toda una vida? Miren el final, miren el festejo desatado del pase a la final del ascenso, tras el 4-3 del capitán David Cubillas en la prórroga. Miren ese final de otro planeta: 15.000 albinegros que no cambian ese momento por nada.
No fue un sueño porque fue mejor de lo que nadie jamás había soñado. La contención del 1-0 de la ida en Riazor dejó paso al desparrame de una vuelta que arrambló todas las predicciones: del 2-0 al 2-2, del 3-2 al 3-3 y del 3-3 al 4-3 definitivo y cruel para los blanquiazules y ganador para los albinegros. Fue un partido exagerado, mutante e inolvidable. Fue precioso y épico para el Castellón, y precioso y trágico para el Dépor, pero precioso al final y al cabo, aunque ahora no sientan consuelo. Puro fútbol, precioso e imperfecto. Un partido que quedará siempre clavado en la memoria de una ciudad, y de aquellos que lo vieron en directo.
La ambición
Cuando más lo necesitaba, el Castellón rindió mejor que nunca en toda la temporada. El equipo albinegro estuvo a la altura de su historia, y el ambiente fue digno de la leyenda de Castalia. En un arranque de bandera, el Castellón jugó con ritmo y cabeza, con pasión e insistencia. Movido por la ambición, agarró la eliminatoria con valentía y no la soltó hasta que le dio la vuelta.
Antes del primer minuto, Koné ya había colgado un balón al área, y Manu Sánchez había hecho la primera falta. Para el Castellón, Castalia era cómoda como una bañera y para el Dépor, infernal como una caldera. Afición y equipo local se retroalimentaban en la percusión, del campo a la grada y de la grada al campo. Más versátil que nunca, el Castellón dominaba, jugaba en corto y en largo, y amenazaba por dentro y por fuera.
Ocasiones y gol
En el minuto 8 llegó la primera gran ocasión: Cristian rasgó la defensa del Dépor a la carrera y encontró a De Miguel, que falló con la zurda en el área, cuando el gol ya se cantaba en la grada. También faltó un milímetro en la ocasión del minuto 22: travesura de Jeremy, centro de Manu Sánchez y cabeceo de Cristian fuera.
Un minuto después, la insistencia del Castellón tuvo premio. El Dépor, que intentaba anestesiar el duelo mascando la salida desde la cueva, cometió un error grosero. De Miguel interceptó un pase del portero y, tras llevarse la pelota en un rebote, marcó a placer el 1-0.
El segundo
El 2-0 no tardó. Llegó justo a la media hora, y fue de todo menos casual. Quizá Albert Rudé pueda reclamar media asistencia, porque la maniobra se había intentado antes con frecuencia: rupturas de los extremos a la espalda de los centrales del Dépor. Así fue: balón largo de Alfonso Pastor, De Miguel molesta en el salto y Jeremy de León pasa de niño a adulto en un instante: control más regate, gol en Gol Norte y Castalia a sus pies. Un monumento.
El éxtasis era difícil de controlar y el primer síntoma del peligro que acechaba al Castellón asomó en la celebración del 2-0. Calavera saltó desde el banquillo (fue suplente dejando el puesto a Carles) y fue amonestado por ello. También se sucedieron las conducciones corajudas y descontroladas y fallitos de concentración, que ahora es fácil decirlo, pero entonces quién podía poner puertas al mar, quién podía poner freno a la sangre, pero lo cierto es que todo ello ayudó a que, antes del descanso, recortara distancias el Dépor.
Fue en el minuto 39: Iago Indias frenó reclamando un fuera de juego y cuando quiso reaccionar estaba sacando de centro. Lucas Pérez asistió a Yeremay, que batió a Alfonso por bajo.
El 2-1, que igualaba de nuevo la eliminatoria, dejó aturdidos a los albinegros. Alfonso Pastor se agrandó para evitar el 2-2 con dos grandes intervenciones: con la cara en un mano a mano frente a Svensson y con la manopla en una falta de Lucas en el descuento.
El partido entró en lo emocional y todo análisis debe contar con ese matiz etéreo. No traten de explicarlo con datos. Hubo fallos clamorosos, toneladas de pundonor y un escenario de otro tiempo. Hasta la lluvia jarreó en el tramo final para unirse a la fiesta albinegra.
En el alambre
Antes, el tobogán del segundo tiempo. De Miguel falló un cabezazo claro; Lucas recogió un pase de Bergantiños, provocó un penalti y luego lo marcó (2-2, min. 57); Mario Soriano perdonó el tercero y De Miguel no encontró puerta en la ocasión perfecta. Así, hasta el minuto 90: Iago Indias soltó un disparo lejano movido únicamente por la fe, y la pelota entró en la portería tras un toque de un rival y otro de la madera.
Hubo más, claro que hubo más: el portero Mackay regaló un penalti en el descuento, al golpear a Manu Sánchez, y la espera se hizo eterna. Era el broche perfecto, pero Pablo lo envió fuera.
La prórroga
El Dépor jugó la prórroga con diez porque el penalti conllevó la expulsión del portero. Aún así, compitió hasta el final con grandeza. Sobrevivió a un chutazo de Fabrício al larguero antes de marcar el 3-3 en el minuto 98, cuando Zalazar embocó un cabezazo desde cerca.
El Castellón estaba fuera, pero se las apañó para volver dentro. Este equipo demostró tener un corazón que no le cabe en el cuerpo. El 4-3 definitivo estuvo envuelto por la justicia poética: Pablo enroscó el córner y Cubillas marcó de cabeza.
Empezó a llover, bañando de épica la gesta. Y terminó la fiesta, y salió el arcoíris tras la grada de Preferencia. Después de la batalla se abría paso la belleza.
FICHA TÉCNICA
Castellón (4): Alfonso Pastor, Manu Sánchez, Iago Indias, Borja Granero, Salva Ruiz, Carles, Kochorashvili, Cristian, Jeremy de León, Koné y Jesús de Miguel.
Técnico: Albert Rudé.
Cambios: Pablo Hernández y Raúl Sánchez por Carles y Jeremy de León (min. 61); Javi Antón por Koné (min. 73); Cubillas y Fabrício por Cristian y Salva Ruiz (min. 81); y Óscar Gil por Kochorashvili (min. 110).
Deportivo (3): Ian Mackay, Antoñito, Jaime, Pablo Martínez, Lebedenko, Álex Bergantiños, Villares, Mario Soriano, Lucas Pérez, Svensson y Yeremay.
Técnico: Rubén de la Barrera.
Cambios: Saverio por Yeremay (min. 72), Isi Gómez por Mario Soriano (min. 79), Edu Sousa por Antoñito (min. 96); y Salazar, Trilli y Olabe por Álex Bergantiños, Svensson y Villares (en el inicio de la prórroga).
Goles: 1-0. Min. 23: De Miguel. 2-0. Min. 31: Jeremy de León. 2-1. Min. 39: Yeremay. 2-2. Min. 59: Lucas Pérez, de penalti. 3-2. Min. 90: Iago Indias. 3-3. Min. 98: Salazar. 4-3. Min. 108: Cubillas.
Árbitro: Pérez Hernández (Madrid). Amonestó a los locales Alfonso, Granero, Cristian, Carles, Manu, Antón, Cubillas, Fabrício y Calavera; y a los visitantes Saverio y Trilli. Roja a Mackay en el minuto 93.
Estadio: Castalia. Espectadores: 14.669. Rozando el lleno.
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