FIESTAS PATRONALES
Cuatro toros para la clausura del cartel taurino de Sant Vicent en la Vall d’Uixó
Dos aficionados requirieron atención médica, pero no hizo falta su traslado, por lo que la comisión resalta la ausencia de incidentes graves y la buena planta de los 'bous'
Dos años de espera que han valido la pena. Ese es el sentir de los responsables del cartel taurino de las fiestas patronales de Sant Vicent en la Vall d’Uixó, que en la última semana han exhibido hasta doce bous al carrer que han ofrecido un espectáculo dispar. Los ha habido de buena planta y flojo juego, pero también otros que lo han dado todo, como sucedió ayer, para satisfacción de las cientos de personas que llenaron el recinto, más incluso que las del estreno de temporada local.
Jaranero, de la ganadería Yerbabuena, tenía el encargo de abrir la tarde por gentileza de la peña Gent de Triana y lo hizo con espectáculo, el de su sola presencia. Algún aficionado llegó a afirmar que puede que sea uno de los mejor presentados en tiempo en estas fiestas. Fue una lástima que el ánimo no estuviera a la altura de la planta, porque estuvo soso.
Distinta fue la entrega de Leyenda, de Vegahermosa, patrocinado por la peña El 22. Bien presentado y cumplidor, así lo calificaron los ojos expertos, que también valoraron la actitud del Jandilla, Pescador de nombre, patrocinado por la peña La Pala. Al final fue el más peligroso, aunque fue la aparición de la lluvia la que contribuyó a agravar esa circunstancia con consecuencias.
Hubo dos aficionados que necesitaron de asistencia sanitaria, aunque sin traslado al hospital. El primero estaba en una ratera, se creía protegido pero recibió una cornada cerrada en la cara anterior del muslo derecho. La víctima, J. G. P. de 50 años y de Puçol, fue atendido por el médico de la plaza, Enrique Diago. El segundo percance lo protagonizó I. V. F., un joven recortador vallero de 18 años que a su llegada al botiquín presentaba un varetazo en el muslo izquierdo, en la cara lateral externa. Ambos se fueron a casa con el susto y la experiencia de llevar marcado en la carne el peligro.
Enrique Bonifás, de la comisión taurina, afirma que «prefiero un toro malo que un herido grave» y con ese deseo cumplido han podido cerrar las primeras fiestas taurinas como antes de la pandemia.
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