Una historia del Castellón vaciado: Vallat vuelve a tener vida

La reapertura del único bar de este pueblo del Alto Mijares en el que viven apenas 28 personas todo el año coincide con la ‘Happy Tapa Day’, en la que los vecinos se vuelcan como alternativa a una ruta de la tapa

Vídeo: Reabre el único bar de un pequeño pueblo de Castellón

Merche Martinavarro

Los vecinos de Vallat esperaban la reapertura del único bar como agua de mayo, ya que desde que el establecimiento bajó la persiana no contaban con ningún local para tomarse ni el café de primera hora de la mañana o una cerveza con los amigos. 

Su cierre, el pasado septiembre, supuso un jarro de agua fría y volver a abrir sus puertas ha sido motivo de felicidad para los habitantes de este pequeño municipio del Alto Mijares (hay 65 personas censadas, aunque a lo largo de todo el año viven unos 30).

La culpable ha sido Mª Angels Berman, de 46 años y vecina de Almenara, que decidió embarcarse en esta aventura junto a su familia. Con experiencia en el sector de la hostelería, se quedó a las puertas de gestionar otro bar en el Castellón vaciado, concretamente en Espadilla (de cuya reapertura ya se hizo eco este periódico), pero no tiró la toalla y ya está al frente del bar de Vallat, a través de la Agenda Valenciana Antidespoblament (Avant), gracias al programa Reviu, cuyo objetivo es que familias se instalen en los municipios en riesgo de despoblación de la Comunitat Valenciana para blindar servicios como las escuelas y mantener negocios que se pierden por falta de relevo generacional (bares, hornos, etc). 

Visita «de incógnito»

La primera vez que esta emprendedora fue a Vallat fue «de incógnito, para ver cómo era el pueblo», explica. «Estaban las calles prácticamente vacías», recuerda, y la gente le decía que allí no había nada. «El médico viene un día a la semana, no hay ninguna tienda de alimentación, la carne la compro en Fanzara», relata.

Aun así, tenía claro su objetivo y apostó por empezar esta nueva vida, «tras realizar una inversión y tener ganas de trabajar», matiza Mª Angels, que ofrece almuerzos, comidas, tardeos, cenas... «Vamos a tope, hay que aprovechar los meses de verano, que en invierno será duro», añade esta mujer, que agradece el gran recibimiento de sus nuevos vecinos.  

La ‘tapa-casa’

La alegría de reabrir el bar coincidió con un intenso fin de semana, ya que el viernes tuvo lugar la inauguración del local por todo lo alto y, al día siguiente, los vecinos realizaron una original iniciativa, el Happy Tapa Day o la tapa-casa, como también la conocen en el pueblo, y que llevan desarrollando en los últimos años con gran éxito.

Al igual que en otros municipios se desarrolla la ruta de la tapa en bares y restaurantes, en este caso, la falta de variedad de este tipo de establecimientos no impide que los vecinos disfruten una vez al año de esta jornada, en la que participaron unas 50 personas, incluida la nueva alcaldesa, Esther Gómez (Compromís), que sustituye en el cargo a Óscar Edo (PP). «Es una manera de juntarnos todos y fer poble», detalla la primera edila

Variedad vecinal

Los vecinos se apuntan por casas o familias. Este año eran 13 viviendas y unas 50 personas, ya que se suman las que viven fuera pero veranean en el pueblo y acudieron para pasar el fin de semana.

Cada casa hace una tapa («muy elaboradas», dicen) para el número de apuntados, «teniendo en cuenta los celiacos, vegetarianos... para hacer un plato especial», apunta Gómez. Junto a ella ofrecen vino, cerveza o un refresco.

Y los vecinos van de casa en casa, ya sea en terraza o en la calle, siguiendo un orden. La iniciativa es gratuita. «Empezó a las 12 del mediodía y terminó pasadas las dos de la madrugada», afirma la alcaldesa. Entre las participantes, la propia Mª Angels, que después de que acudieran a su bar, bajó la persiana y siguió el recorrido de la casa-tapa. «Fue todo un éxito», asegura al valorar esta iniciativa que fomenta la actividad en el municipio.