La milla de oro

Estas son las villas de Benicàssim que atraen a los ricos de Castellón

Así brilla la Ruta de las Villas más de un siglo después de sus inicios, en el XIX

Lejos de unos años de decadencia por la crisis, empresarios de éxito las adquieren y restauran por su riqueza patrimonial

Villa María fue construida en 1925 por el arquitecto Francisco Maristany y ahora es de un americano.

Villa María fue construida en 1925 por el arquitecto Francisco Maristany y ahora es de un americano. / EVA BELLIDO

Es el paseo más exclusivo de Benicàssim y de toda la provincia. Y está en pleno esplendor. Comprarse una casa en la Ruta de las Villas cuesta entre uno y cinco millones de euros, al alcance de muy pocos. Y es que a la privilegiada ubicación, en primera línea de las mejores playas, con un paseo marítimo peatonal, se suma la riqueza de su arquitectura y la historia que se esconde detrás de estas casas centenarias veraniegas de la alta burguesía castellonense y valenciana.

Lejos quedan aquellos años en los que se podían ver en venta algunas de ellas, en una época de decadencia por la crisis económica que quedaba en evidencia por el deterioro de estas mansiones y su falta de mantenimiento. Ahora vuelven a brillar y mantienen más vivo que nunca ese espíritu que, a finales del siglo XIX, dio fama a Benicàssim como el Biarritz del Levante, en el inicio del turismo.

Es la milla de oro del Mediterráneo, la zona más noble, sofisticada y glamurosa, testigo de tertulias, bailes y fiestas de la más alta sociedad en los años 20. Foco hoy de todas las miradas y cámaras de los turistas, por su historia, arquitectura, porches y jardines.

Su encanto ha hecho que algunas de las personas más ricas del país se hayan encaprichado de ellas. Reconocidos empresarios del sector azulejero, de la construcción y del turismo, a los que se suman familias nobles y multimillonarios extranjeros, que descubren estas verdaderas joyas arquitectónicas y se enamoran de ellas. Es el caso de un empresario americano que ha comprado Villa María, construida en 1925 por el arquitecto Francisco Maristany, y la está restaurando. Y un ucraniano que adquirió Villa del Mar y Villa Isabel, unificando el terreno y embelleciendo sus jardines.

El precioso jardín que luce ahora en Villa del Mar, unificada con Villa Isabel, propiedad de un ucraniano.

El precioso jardín que luce ahora en Villa del Mar, unificada con Villa Isabel, propiedad de un ucraniano. / EVA BELLIDO

Ruta de las villas

Tiene 51 inmuebles, 19 de ellos señalizados

La Ruta de las Villas cuenta con un total de 51 casas catalogadas, de las cuales 19 están señalizadas con paneles informativos a lo largo del recorrido, por los paseos Pilar Coloma y Bernat Artola. El itinerario está dividido por El Infierno, por las escandalosas fiestas de la época (Voramar), la Corte Celestial, más próxima al Torreón, y El Limbo, en el centro.

Tras unos siglos en los que nadie quería vivir en la costa por los virulentos ataques de los piratas, empezaron a construirse las primeras casas frente al mar. Fue el ingeniero Joaquín Coloma, encargado de las mejoras en el trazado de la línea ferroviaria entre Castellón y Tarragona, el promotor de esta peculiar zona de veraneo, que prendado por su enorme encanto construyó las primeras en 1879.

Guerra Civil

Un complejo con 3.000 camas para heridos

Durante la guerra civil fueron incautadas por la República y utilizadas por las Brigadas Internacionales como hospitales, comedores, bibliotecas y salas de reuniones. El complejo tuvo 3.000 camas y en un año atendió a más de 7.500 heridos. Fue muy frecuentado por fotógrafos y periodistas.

Villa Amparo

Sirvió como hospital y alojó a Hemingway

Es una de las construcciones más antiguas (entre 1880 y 1920), de estilo colonial americano. Durante la guerra civil sirvió como hospital de enfermedades contagiosas. Además, fue el nido de amor de Ernest Hemingway y la periodista de guerra Marta Gellhorn. Villa Carpi, muy similar y perteneciente a la misma familia de Sebastián Carpi, destacó por su embarcadero. En tiempos más recientes pasaba estancias vacacionales la exalcaldesa de València, Rita Barberá, amiga de Ratón Carpi.

Villa Amparo sigue perteneciendo a la familia de Sebastián Carpi, junto a Villa Carpi, del mismo estilo.

Villa Amparo sigue perteneciendo a la familia de Sebastián Carpi, junto a Villa Carpi, del mismo estilo. / EVA BELLIDO

Villa Victoria

Una de las más lujosas y espectaculares

Construida en 1911, esta villa afrancesada perteneció a la familia Albacar, fue una de las más importantes del Infierno y es una de las más espectaculares en la actualidad con columnas de orden jónico. Solía hospedar a la reconocida soprano Lucrecia Bori. Fue utilizada como biblioteca del hospital durante la guerra civil y acogió veladas cinematográficas soviéticas.  Fue escenario de la serie de Luis García Berlanga Blasco Ibáñez. La novela de su vida, que también eligió Benicàssim y, concretamente, el Hotel Voramar para rodar Novio a la vista. En el siglo XXI pasó a manos de un importante azulejero.

La familia Albacar fue propietaria de Villa Victoria, hasta venderse a un importante empresario azulejero.

La familia Albacar fue propietaria de Villa Victoria, hasta venderse a un importante empresario azulejero. / EVA BELLIDO

Personalidades

Desde directores, a artistas y empresarios

Desde el director de cine Rafael Gil, que veraneaba en una próxima al Torreón (hay una escultura en su honor delante), donde también se podía ver a Sara Montiel, hasta el fundador de las Bodegas Marqués de Cáceres (antiguo dueño de la Villa El Barco), son algunas de las personalidades que se podían ver por estas casas. Llamó siempre la atención la que fue bautizada popularmente como Villa Dels Culs, por las esculturas clásicas de su jardín, que dieron mucho que hablar en la época, sugeridas por el artista Sanchis Yago. Años después, la casa fue adquirida por un adinerado escandinavo, que acudía con su séquito de enfermeras y mayordomos.

La conocida como Villa El Barco ha pasado por varias manos, como la familia de Marqués de Cáceres.

La conocida como Villa El Barco ha pasado por varias manos, como la familia de Marqués de Cáceres. / EVA BELLIDO

A lo largo de los años, algunas de las villas han pertenecido a familias nobles, como los Rambla, Fabregat, Vallet, Llopis, Dávalos, Calduch, Roig, Ramos, y también ahora Colonques, Batalla, Calabuig, Segarra-Soriano... pocos se resisten a su encanto pese a su escasa privacidad. Los sofisticados restaurantes, desde el Hotel Voramar, pasando por Jimena hasta Habanero, sitúan también este paseo como la milla de oro del Mediterráneo. Casi inigualable.