ENCUENTRO EN MADRID

El campo apremia al Gobierno a aprobar ayudas e incentivos fiscales ante la sequía

La Mesa de la Sequía estudia posibles subvenciones a los agricultores para paliar la merma de cultivos por el déficit hídrico. La falta de lluvias castiga a los cereales y el calibre de las frutas

Un campo de cereales de Aras de los Olmos, este miércoles, con los efectos evidentes de la sequía a estas alturas de la campaña.

Un campo de cereales de Aras de los Olmos, este miércoles, con los efectos evidentes de la sequía a estas alturas de la campaña. / MEDITERRÁNEO

José Luis Zaragozá

El campo enciende todas las alarmas por la grave sequía después de casi dos meses sin llover. «El diagnóstico es dramático, hay que actuar ya». Así se expresaron este miércoles las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA, representadas en la Comunitat Valenciana, tras acudir a la reunión de la mesa nacional de la sequía para pedir al Gobierno y a las autonomías que implementen ayudas económicas directas, fiscales y de flexibilización en normativas como la Política Agraria Común (PAC) para afrontar la situación de déficit hídrico en el campo.

El Gobierno, según el Ministerio de Agricultura, se mostró dispuesto a pedir a la CE flexibilidad en la aplicación de la normativa de la PAC ante las dificultades en las que se encuentran los cultivos españoles.  

En busca de urgencia

En la Comunitat Valenciana hay más reservas de agua en los embalses, respecto a otras regiones españolas, que garantizan agua para la presente campaña. Sin embargo, AVA-Asaja alerta que la escasez de lluvias en los últimos meses ya está comportando efectos muy negativos sobre la agricultura y la ganadería valencianas. Sea como fuere, la organizaciones agrarias reclaman «urgencia». Este organización agraria exige a las administraciones «pasar del diagnóstico a la acción para hacer frente a las dramáticas pérdidas de cosechas y los desorbitados sobrecostes que está provocando la falta de precipitaciones en el campo valenciano».

Efectos en secano y regadío

En secano, los cereales como el trigo y la cebada registran graves pérdidas de cosechas, hasta el extremo que en muchas parcelas el ciclo vegetativo ya ha finalizado y no se recogerá ni un grano aunque a partir de ahora empezara a llover. También preocupa la evolución de la viña, que ha realizado un ‘lloro’ de la savia menor al habitual, lo que podría derivar en una merma de producción de cara a la próxima vendimia. En el caso del almendro, además de una caída de los frutos por estrés hídrico, existe el temor en algunas zonas del interior de que acaben muriendo los árboles. Además, los olivos, que ya venían castigados de las adversidades climáticas del año pasado, corren el riesgo de sufrir nuevas reducciones de cosecha.

Por lo que respecta al regadío, ya hay importantes sobrecostes en energía y mano de obra para llevar a cabo las labores de cultivo. En cítricos, caquis, frutas de hueso y hortalizas, los agricultores no han parado de regar sus huertos y ven como sus facturas energéticas son tres o cuatro veces más caras que hace un año debido al encarecimiento del precio de la electricidad y el establecimiento del ‘tope al gas’ por parte del Gobierno. 

Ganaderos de las comarcas interiores de Castellón recurren, como recogió este diario, al transporte de cubas de agua hasta sus granjas, una vez todas sus balsas y almacenamientos de agua se han agotado. Además, la falta de pastos está obligando a acometer mayores compras de piensos, con precios muy elevados sobre todo desde el estallido de la guerra, lo que deriva en mayores costes de alimentación animal.

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