Con el tsunami político absorbiendo incluso frentes que debieran ser prioritarios, mayormente por ser Madrid el centro del universo para los medios de comunicación, no ha faltado quien ha afeado al presidente del gobierno que se deje mangonear por su vicepresidente saliente, y que este invada sus competencias e imponga su sustituto. Obvian arteramente el favor que le hace a Sánchez con su abandono, de ahí la laxitud.

Viene a colación por la tesis de un fiel seguidor de estas mis arengas --si se me permite tan frívola comparación entre la triste realidad política y el devenir de nuestro CD Castellón-- , que incidía en que mi aireado reparo a la contratación de Garrido había concitado el inicio de la recuperación clasificatoria. Una verdad cronológica incuestionable. Y proseguía su mordaz argumentario mezclando a conveniencia mis dudosos conocimientos balompédicos con la que consideraba cierta tendencia gafe. Esto es, el bumerán que me devuelve incumplidos mis asertos.

Olvida el amigo lector que nada me sería más satisfactorio que asegurar la permanencia a cambio del desprestigio. Seguro que el entrenador firmaría. Su premio sería doble: engordar currículo y dejarme en evidencia. Por eso mismo, y porque también dejé dicho que él se acoplaría pronto a la categoría, al entorno y la realidad de una plantilla tan pobre de recursos como rica en profesionalidad, espero que no se deje embriagar por la euforia de esa racha de marcadores encadenada y se preocupe por la imagen ofrecida ante un Sabadell que en el césped fue más superior de lo que denota la clasificación y el resultado cobrado. Colijo si no será más fácil salvarnos jugando bien que fiarlo solo a la casualidad.

Tampoco caigamos la afición en el error de celebrar la continuidad en Segunda A a destiempo, porque los otros también cuentan. Verbigracia el Alcorcón en Almería. Seguimos arrostrando demasiados defectos como para creernos inmunes. Solo desde la humildad se ganará en Lugo, aunque apenas suponga una indulgencia parcial en el arduo vía crucis que nos queda. Para celebrar la remisión de todos los pecados bueno será aislar a Garrido y al equipo, monacalmente si hace falta, del condescendiente optimismo y de la inminencia de una catártica sentencia mercantil que habrá que digerir con todos los antiácidos, protectores gástricos y alcalinizadores que hagan falta.