Diez años sin Trautmann, el exsoldado nazi e ídolo del Manchester City que murió en Castellón

El guardameta alemán falleció en la Llosa hace justo una década y residió también en Almenara, donde fue más conocido a pesar de su perfil bajo 

Pasó de soldado del eje en la Segunda Guerra Muncial a repudiar con firmeza el régimen de Hitler

Escultura de Bert Trautmann

Escultura de Bert Trautmann / CREATIVE COMMONS/ShareAlike 3.0

Pablo Ramón Ochoa

Cuando se le pregunta por el portero alemán Bert Trautmann al futbolista más ilustre de la historia de Almenara, José Vicente Forment, lo único que puede decir es que le sorprendió mucho al saber que habían sido vecinos durante mucho tiempo. «La mayoría del pueblo solo nos enteramos de que vivía aquí cuando se murió», dice Forment a Mediterráneo.

En realidad, Trautmann murió en una casa la Llosa, aunque en una zona de la playa que está tocando el término municipal de Almenara, y donde también residió. Este año se cumple el décimo aniversario de la muerte de uno de los futbolistas más míticos que haya vivido en Castellón y, probablemente, de los personajes famosos que haya pasado más desapercibidos mientras vivía en la provincia.

Un exsoldado nazi

Bert Trautmann nació en Bremen en 1923 y creció en la Alemania de Adolf Hitler. «De joven se apuntó a las Juventudes Hitlerianas y, cuando estalló la II Guerra Mundial y teniendo un físico envidiable se hizo paracaidista», cuenta Dominic Keown, catedrático emérito del Fitwilliam College de la Universidad de Cambridge.

Keown, cuya especialidad es curiosamente la Filología Catalana, también es un acérrimo seguidor y estudioso del Manchester City del siglo XX, equipo en el que Trautmann es leyenda.

Redención en Manchester

La sola mención del apellido Trautmann es, para Keown, un motivo por el que ponerse en pie. Pero, ¿cómo es posible esto si Trautmann era nazi?

«Cayó prisionero en la guerra —explica Keown— y terminó en un campo de prisioneros en Inglaterra. Al acabar la guerra, le dieron la opción de volver a Alemania o de buscarse la vida en Inglaterra. Le sorprendió mucho el trato de la gente porque en Alemania le habían enseñado a tener miedo del prójimo, y siempre decía que había nacido dos veces, la primera bajo la dictadura de Hitler y la segunda en Lancashire [cerca de Manchester], donde apreció la democracia y lo malo que era el nazismo». No obstante, Trautmann tuvo que enfrentarse a las lógicas críticas y los recelos que surgieron en la sociedad mancuniana de los 40 cuando la entidad citizen decidió contratarle. «Lo descubrieron en un equipo como si fuera de regional, ¡precisamente como el Almenara!», bromea.

En 1949, debutó en Maine Road, el estadio del City hasta 2003. «Se ve que hacerlo bien jugando a fútbol es una buena manera de que la sociedad inglesa te acepte, porque al principio el público no estaba convencido de que una ciudad que había sido bombardeada por la Luftwaffe tuviese un portero nazi en uno de sus equipos», incide Keown.

Gloria, paz y garaje

La historia de Trautmann contiene partidos en los que jugó con vértebras rotas, saques pioneros con la mano que llegaban hasta el centro del campo y la consecución de la FA Cup de 1956. «Desde ese momento se hizo famoso en todo el país. Era una persona muy sencilla que, además, siempre mantuvo su taller mecánico. Así que muchos aficionados iban a arreglar su coche y de repente se encontraban a su ídolo. Keown recuerda —y se emociona al contarlo— que llegó a verlo en directo en su último partido con el City, en 1963. Él era un niño que empezaba a amar el fútbol de la mano de su padre. «La gente alucinaba viendo cómo distribuía la pelota. Y yo me acuerdo de los ‘ooh’ de sorpresa con cada acción suya, a pesar de su edad. Empatamos 1-1 contra el Southampton, pero al menos puedo decir que lo vi».

Trautmann buscó el sol de Castellón para pasar su retiro dorado, en paz con la sociedad que lo acogió. De vez en cuando, algún hincha, como los miembros de la peña del City de Benidorm, lo ubicaban. De hecho, fue presidente de aquella peña. En julio de 2013 su vida se apagó en la Plana Baixa, habiendo vivido feliz entre la playa, los naranjos y la marjal.