Lo habrá notado al ir cada mañana al trabajo o al llevar a sus hijos al colegio. El tráfico en Castellón ya no es el que era. Las restricciones a la movilidad, los cierres perimetrales y el auge del teletrabajo han provocado un descenso del número de automóviles que circulan por calles y carreteras. Una buena noticia, sin duda, para el medio ambiente pero muy mala para las 170 estaciones de servicio de la provincia, que en cuestión de meses han visto como su volumen de negocio se desplomaba.

La curva del suministro de combustibles en Castellón es prácticamente un calco de lo sucedido con la actividad económica. El confinamiento total de abril, cuando el Gobierno paralizó todo sector que no fuera esencial hundió las ventas de carburantes. Y aunque durante los meses de verano el negocio se recuperó algo, las nuevas restricciones decretadas en otoño han vuelto a notarse en los surtidores. ¿La consecuencia? Las estaciones de servicio de Castellón comercializaron durante el 2020 casi un 20% menos de combustibles que el año anterior.

Los últimos datos que maneja la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores) no dejan lugar a dudas. De enero a noviembre del año pasado, las gasolineras de la provincia dispensaron 286.351 toneladas de combustibles, un 18,5% menos que el año anterior, cuando fueron 351.319. La sangría ha afectado a todos tipos de combustible, aunque se ha cebado especialmente con el diésel (las ventas se han desplomado algo más de un 20%). El consumo de gasolina también ha bajado un 17,6%.

TODOS LOS MESES EN ROJO

Desde el arranque de la pandemia todos los meses han estado en números rojos en comparación con los niveles de un año antes. «Las restricciones a la movilidad son la principal causa del descenso en las ventas. A todo ello hay que añadir que, como servicio esencial, hemos tenido que mantener abiertas todas las estaciones de servicio durante muchas semanas con cajas diarias de apenas 50 euros. Ha sido un año muy duro», dice Juan José Sánchez, presidente de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de Castellón (Apes) y también de la Federación Mediterránea de Empresarios de Estaciones de Servicio (Fedmes).

Las ventas de combustible han caído, los gastos que soportan las gasolineras son prácticamente los mismos y la recaudación de las tiendas u otros servicios complementarios como los lavacoches no compensan. «Cuando disminuye la movilidad afecta a todos los aspectos de la estación de servicio. Por ejemplo, una estación de servicio de la provincia que pertenece a nuestra asociación, ubicada en la autovía y abierta 24 horas al día, tuvo un descenso en Semana Santa del 85,3% en venta de carburante y de un 91,2% en la tienda. Los números hablan por sí mismos», resume Sánchez.

Visto el panorama, a corto y medio plazo el futuro de un sector que en Castellón da empleo a unos 700 profesionales no es nada halagüeño. Muchas empresas no han tenido más remedio que acogerse a un ERTE y las que no hacen malabares para cuadrar los números. « Nuestra asociación está formada por pymes, muchas empresas familiares, que lo han pasado y lo siguen pasando mal. Si a ello le añadimos la variedad de energías alternativas que se vislumbran en el futuro, la situación es de incertidumbre», sentencia.