AL CONTRATAQUE

La rapa y lo de siempre

Paco Mariscal

Paco Mariscal

Ciudadanos de toda índole y género junto al Riu Sec en la Plana o por donde las comarcas castellonenses de secano: eso de la Diputación de Castelló de anteayer en torno al aeropuerto del abuelito Carlos Fabra, no es normal; eso del Parlamento de las Españas de ayer y anteayer en torno a la llamada moción de censura al Gobierno de coalición en Madrid, tampoco es normal desde el observatorio sociopolítico, y exento de sectarismo, donde a lo mejor deberíamos de situarnos todos los votantes hispanos y por ende los del País Valenciano; cuanto sucede ahora mismo con la rapa o sucedió con esa flor hace escasamente doce meses, sí es normal. Empecemos por donde la flor que es más linda y reconfortante como suele ser la naturaleza.

La flor del olivo

La rapa, vecinos, es una belleza diminuta, mucho más pequeña que el jazmín o la flor de azahar: es la flor del olivo. En castellano el término rapa es un catalanismo o préstamo del catalano-valenciano-balear. El vocablo era hasta hace poco utilizado en las tierras aceituneras del Baix Maestrat e incluso en la Plana, como nos atestiguaron en la población castellonense de Cervera y, junto al Riu Sec, el discreto, el popular vecino del Riu Sec Pepe Boira, conocedor de los temas agrícolas. Es cierto que en las andalucías la suelen denominar esquimo, y aquí y en valenciano se ha generalizado la denominación de mostra. Pero mostra es un concepto genérico que tanto vale para la flor del olivo, como la del algarrobo, como la de la cepa de vid. La rapa tiene pétalos blancos en forma de cruz y en el centro un pálido color amarillo donde anida el polen. Hay flores masculinas y femeninas en el mismo árbol que se polinizan sin pecar. Las lluvias y las humedades debilitan las flores e impiden que germinen y tengamos aceitunas. Esto último sucedió durante los lluviosos meses de marzo y abril del año pasado. No hubo polinización y no se recuerda añada más pobre en aceitunas en nuestras comarcas desde tiempo inmemorial. «La rapa d’abril ompli el cànter», de aceite claro, decían por donde Sant Mateu. Y no hubo aceite. Como solo hubo unas medio fiestas de la Magdalena debido a esas lluvias y a los últimos coletazos del covid. No recordamos si la extrema derecha o la derecha más extrema acusó a Pedro Sánchez de la falta de polinización. La vocinglera oposición en Castelló, sí acusó al gobierno local castellonense de que las fiestas no pudieran ser como las de esta semana pasada. «Piove, governo porco». Cuando no hay argumentos, verborrea.

Escenario apocalíptico e irreal

Como verborrea extra tuvimos ayer y anteayer en los madriles. Los unos con el escenario apocalíptico e irreal mediante el que describen la acción de un gobierno de coalición y electoralismo anormal que se ha convertido en una constante; los otros con la glosa de su acción de gobierno sin reconocer los errores puntuales en torno a la legislación sobre malversación o el sí es sí o vaya a saber usted qué, junto al electoralismo de la loa que también es constante. Sobre el papel desempeñado por Ramón Tamames, nos abstenemos de opinar, por respeto a su pasado, a sus años y a cuanto aprendimos hace 60 años en su Estructura económica de España. Y esta humilde abstención en nada tiene que ver con la abstención de la chirriante portavoz del PP en las Cortes Españolas, abstención basada en una ambigüedad que nos señala como tontos. Y el aeropuerto del abuelito necesita comentario aparte.

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