COSAS MÍAS

Gaznápiro

Antonio Gascó

Antonio Gascó

Siempre he tenido devoción por la literatura de Pérez Galdós y, en particular, por esa monumental obra, histórico novelesca, rotulada como Episodios Nacionales, que me los eché en la cara, por primera vez, en una edición de lujo de la Editorial Aguilar, encuadernada en piel de becerro, cuando tenía diecisiete años. El otro día releía un fragmento y en él me apareció una palabra, con una cierta profusión. Se trata del adjetivo gaznápiro. Una locución usada con ánimo de insulto y que viene a significar algo así como torpón, palurdo, panoli, embobado. Esos que, la Biblia dixit, si volaran, taparían el cielo.

Los escritores del romanticismo hicieron buen uso de ella, singularmente en sus novelas. Además del citado Pérez Galdós, aparece en textos de Palacio Valdés, José Mª de Pereda, Fernán Caballero, Andrés Berlanga… y un no reducido etc. Esto es, el vocablo, de incierta etimología, empieza a formar parte del vocabulario hacía 1843, en que tiene el honor de formar parte del Diccionario de la Lengua Española, que edita la Real Academia. Hoy, lamentablemente, muy pocas personas la tienen en su léxico y en El corpus Diacrónico del Español, en el recién estrenado siglo XXI, no figura. 

El académico Pedro Felipe Monlau hacia derivar el término en su Diccionario Etimológico de 1944, del verbo gaznar, una de las formas de graznar, por más que no presentaba otro fundamento que la paronimia, esto es, la ciencia que estudia las palabras que tienen semejanza en su sonido, pero se escriben de forma distinta y tienen, asimismo, significados divergentes. Por su parte, el Manitú Corominas presupone que se trata de un neerlandismo (lengua de los Países Bajos) derivado de gesnapper, palabra que empleaban los milicios de los tercios de Flandes, como resultado de la unión de gesnapp (parloteo, facundia) y snapper (charlatán o faramalla).

Se trata de uno de los insultos que mejor suenan y son menos improcedentes. De hecho, he podido saber que es una de las locuciones que figuran en la Reserva de palabras, para rescatar del olvido.

Cronista oficial de Castelló

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