Sant Antoni del Porquet

Ha comenzado ya en las comarcas de Castellón la dedicación festiva al santo patrón de los animales en general y de los de labor en particular, Sant Antoni del Porquet, del gorrinet, de les barbes blanques o del Portal, como dicen en Vilafranca. Su devoción, nacida ya antes del siglo XIII en nuestra provincia, arraigó prontamente en ella y salvo épocas determinadas por guerras o fenómenos atmosféricos, ha proseguido con pujanza su celebración.

Quizá más de uno se pregunte quién era este santo oriental de tan peculiar devoción. Dicen que nació en Queamans-el-Arous, próximo a Heracleópolis, hijo de una familia acomodada y religiosa. Tras el fallecimiento de sus padres, heredó sus bienes y tomó la decisión de dejar el mundo recluyéndose en el desierto de la Tebaida, en los montes Pispit, y fundando allí un grupo de anacoretas. Nació alrededor del año 250 y murió cumplido 356, después de una vida de privaciones y tentaciones del demonio, siendo la oración su mejor arma para vencerlas. Su hagiografía fue escrita por san Atanasio. Escribió siete cartas de las que se conserva tan solo una en lengua copta.

Ejemplo de austeridad

Su vida fue un ejemplo de austeridad, soledad y sacrificio. Y cuentan que, durante un tiempo estuvo acompañado en el desierto por san Pablo ermitaño.

La tradición en nuestra zona arranca ya desde los siglos XIII y XIV. Las fiestas tienen un carácter religioso popular y en ellas se incluyen juegos, antiguos rituales, comparsas costumbristas diversas (el alzamiento del árbol mayor, corregudes per la joia, gastronomía festiva, la barraca, la tala del árbol, etcétera), todo rodeado de fuego.

Naturalmente, muchos de los actos de la fiesta sanantoniana hunden sus raíces en las antiguas fiestas paganas, griegas y romanas, como ejemplo las Saturnalia y las derivadas del Carnaval más próximas en el tiempo. Sin duda, Sant Antoni es, por excelencia, la fiesta del fuego y de los animales en las comarcas de esta provincia.

Visca Sant Antoni!

Profesor