Ferran Melero Goterris, el joven de Castelló que ve el mundo a través de la música

Invidente de nacimiento, el grauero de 19 años tiene varios grupos y ha aprendido a tocar diversos instrumentos de forma autodidacta

Así es Ferran Melero.

Laura Colmenero

Ferran Melero Goterris creció con una grabadora pegada al pecho y con las manos en los instrumentos. El joven invidente relata una infancia en la que ya le llamaban la atención los sonidos, las melodías. “Tenía como tres años, o incluso antes, y ya intentaba tocar”, recuerda. Ahora, con 19, toca varios instrumentos, y forma parte de tres grupos. “No, cuatro, mejor dicho”, recuenta, tiene varios proyectos en marcha, y le cuesta llevar la cuenta de todo. 

Sus ojos son blancos, y unas pupilas manchadas se asoman cuando habla. Su sonrisa es impermeable, la muestra todo el rato. Y camina guiado por su acompañante. Pero vive con sus manos por delante, buscando las baquetas, el mástil de su guitarra, las teclas del piano. Casi todo lo que ha aprendido es autodidacta, “experimentando”. “Intuición”, dice. Simple.

Todo comenzó con una grabadora

Y todo empezó con una curiosidad innata que le llevaba a probar lo que pasaba con las herramientas que tenía a mano. “De pequeño me regalaron una grabadora e iba con ella grabando por la calle cualquier cosa que fuera interesante”, cuenta. Pero eso era solo el principio de su experimentación. Mezclaba sonidos, jugaba con la distancia entre la grabadora y el micrófono. Todo contaba para él. Todo le enseñaba.

Ferran es una serendipia. Se encuentra sin esperarlo una mañana que de casualidad actúa un grupo que se llama Dolor Vertical. Puede que nadie se fije. Puede que todos lo vean. Pero le acompañan a su puesto. Le ayudan a sentarse frente a la batería. “Toca de puta madre”, se oye entre el público. Y absorbe cómo vive su instrumento y lo hace explotar.

Autodidacta por intuición

 “Me ha costado más que si hubiera tenido un profesor”, admite. Pero no tenerlo no le ha cerrado ninguna puerta. “Igual mi técnica de los instrumentos no es la mejor”, reconoce. Pero ha aprendido a tocarlos por el elemento principal que compone la música: el sonido. Su forma de auto aprendizaje se basa en escuchar y replicar. Algo que requiere dedicación y autocrítica. Ha aprendido escuchando álbumes que le gustan, fijándose, viendo qué hace mal, y corrigiéndolo. “En los instrumentos, todo es intuición, a no ser que sea un instrumento muy raro”, cuenta. Busca las similitudes entre ellos. Un violín se parece a una guitarra. “Aunque el violín no tenga trastes, yo sé donde están las posiciones del mástil”, afirma. Reconoce que quizás no lo hace bien, que igual no se toca así, pero si “suena cool”, continúa. Aun así, destaca algunos profesores de los que comenta que se siente muy agradecido, como Joan Carles Villalonga, que le acompañó en su etapa en el colegio, Guillermo Wulff, que le formó en el conservatorio en piano, el único instrumento con el que ha recibido formación o su amigo Joanmi, profesor en el instituto, además de haber recibido apoyo de sus amigos y de sus padres.

Actualmente trabaja como técnico de sonido en una televisión local después de haber estudiado comercio. Pero lo que le apasiona es mezclar, conseguir que los demás “sean mejores artistas”. “Realmente lo que quiero hacer full time es producir, grabar y mezclar”, reconoce. Le apasiona estar en un estudio, buscando el mejor sonido, haciendo que la gente “tenga productos que le gusten”. Cree en el boca a boca, en que la gente le ofrecerá más trabajos cuanto más se le conozca. Quiere encontrar a gente “involucrada en la creación de la rola”, que le de críticas a sus trabajos. Si no le dan respuesta, lo tiene claro: o no les ha gustado, o no les interesa el trabajo

“No sé si tengo mejor oído pero me he intentado entrenar lo más que he podido para saber cuándo hay algo mal e intentar arreglarlo”, comenta. Y eso le ha llevado a tener la experiencia suficiente para saber qué tiene que hacer, para que el sonido sea bueno. Reconoce que para él “es muy fácilproducir algo que suene bien. 

Y mientras, sigue trabajando en su música y en el sonido. Y toca con su grupo mientras revienta las baquetas. Mezcla las canciones de los músicos cercanos a él. Y no lo ve. Pero todos lo escuchan. Y deja la huella de su música.