REPORTAJE

Salvadores a nado de las playas de Castelló...y policías también sobre la arena

Solo en Castelló los socorristas hacen 13 rescates esta temporada, además de asistir 24 lipotimias y atender a 20 niños perdidos

Socorristas y policías locales, en la playa del Pinar de Castelló.

Socorristas y policías locales, en la playa del Pinar de Castelló. / ÉRIK PRADAS

No está siendo un verano fácil en las playas de la provincia. Castellón suma cinco bañistas muertos cuando todavía queda más de un mes para que finalice la temporada y los servicios de emergencias trabajan cada día sobre el terreno para que esta trágica cifra no crezca más. 

En las playas de la capital de la Plana, que cuentan con una plantilla diaria de 15 socorristas, un patrón, un jefe de playa, un enfermero y un técnico en emergencias sanitarias, se han efectuado hasta la fecha 13 rescates. Por fortuna, en ninguno ha habido que lamentar víctimas, aunque las imprudencias y el exceso de confianza obligan a estos profesionales a estar alerta siempre. «Todos podemos vernos en una situación complicada en el agua. A veces es por la corriente, otras por un corte de digestión u otro problema sanitario y, en ocasiones, por falta de práctica a nado. Hace escasos días, por ejemplo, tuvimos que sacar a un bañista francés que se fue hacia adentro haciendo el muerto y cuando quiso darse cuenta no hacía pie. Se puso nervioso, estaba muy fatigado y nos tocó entrar a por él», cuenta Alberto Aroca, jefe de playa.

Aunque en ocasiones un rescate está directamente relacionado con un ahogamiento, en otras no es así. Aroca reconoce que muchos fallecimientos se producen por un fallo cardíaco, que bien podría haber sucedido en otra situación cotidiana: viendo la televisión, durmiendo o, incluso, al volante.

Por lo que respecta a la normativa y los avisos, el jefe de playa reconoce que «los jóvenes desobedecen más» y que muchos bañistas no son cautos «si no ven un peligro muy evidente». «Los mayores son mucho más conscientes de su capacidad física», señala Aroca. Por su parte, el patrón Ángel Casaña, que pilota la moto acuática y la lancha zodiac, admite que en un rescate «no te puedes permitir errores, pues unos segundos son determinantes».

Un socorrista y el patrón se adentran con la moto de agua en la playa del Pinar.

Un socorrista y el patrón se adentran con la moto de agua en la playa del Pinar. / ERIK PRADAS

Motos de agua: un riesgo

Este verano los integrantes del equipo de salvamento y socorrismo están teniendo también que prestar especial atención a quienes practican deportes acuáticos. El alquiler de motos de agua está de moda en la provincia y estos vehículos, que circulan a gran velocidad, entrañan riesgos importantes. No hay más que recordar lo sucedido el pasado fin de semana a una joven de 18 años en Alcossebre. Una broma entre amigos --el conductor quiso derrapar para mojar a los tripulantes de un barco-- acabó con la víctima en las hélices de la embarcación y graves lesiones en una pierna.

«Hemos tenido gente herida por caídas bruscas. Antes teníamos un dron, que contaba con megáfono y lanzaba un flotador. Era rapidísimo y muy útil», recuerdan. Esta temporada, sin embargo, este servicio no se ha presupuestado, mientras que sí lo mantienen municipios como Sagunto.

La plantilla de socorristas de Castelló también ha atendido este verano a 24 personas por lipotimias y ha colaborado para localizar a 20 menores perdidos.

Julia García, de 20 años, lleva tres temporadas como socorrista en la provincia.

Julia García, de 20 años, lleva tres temporadas como socorrista en la provincia. / ERIK PRADAS

JULIA GARCÍA, socorrista: «Hay que estar alerta y no cabe margen de error»



Savia fresca y ganas. Julia García, albaceteña de 20 años, vive este verano su tercera temporada como socorrista en la provincia. Ahora en Castelló y antes en Torreblanca, disfruta del servicio que presta a los bañistas y reconoce que es una apasionada de las emergencias.

«Estudio el ciclo de emergencias sanitarias y luego tengo pensado hacer un máster. Quiero prepararme para el Ejército y mientras todo eso llega, vivo en Albacete durante el resto del año, pero hago la temporada de playas en Castellón», cuenta con determinación, pese a su juventud.

Cuenta, en conversaciones con este periódico, que la clave de su trabajo está en «actuar rápido». «Hay que ser muy dinámico y estar siempre alerta. En esta profesión, no hay margen para el error. Y, después, por supuesto, es fundamental el apoyo de los compañeros», explica la joven mientras recorre la orilla, con el dispositivo de flotación en una mano, y un walkie talkie, en la otra.

Julia es una de las seis socorristas que hay en la plantilla de Castelló --los hombres aún son mayoría con 17 integrantes-- y, aunque en la capital aún no ha tenido que sacar del agua a nadie, sí lo hizo en Torreblanca, donde salvó a una mujer, atrapada en un espigón.

Aparición de fardos

Aunque el salvamento es su cometido, los socorristas lidian también en verano con otras cuestiones imprevisibles. Entre ellas, está la aparición de fardos de droga, bien fondeadas o bien lanzadas al mar desde lanchas y arrastradas a la orilla cuando hay temporal.

Este año, alertaron a la Policía Local y a Aduanas ante dos hallazgos: uno, de cuatro paquetes de un kilo de hachís tras una noche de mala mar; y otro, al aparecer flotando un gran paquete de 40 kilos, que recogieron con su embarcación tras encontrarlo pasada la línea de boyas. Estos hechos hicieron que la actividad acuática aumentara en días posteriores, con un incremento de quienes buceaban con la esperanza de encontrar más droga cerca de la costa.

Bravo 30...la sede policial a pie de playa

Se conoce, en el argot policial, como Bravo 30 y, para quien no lo sepa, es la oficina que la Policía Local de Castelló tiene habilitada en la playa del Grau durante todo el verano. Concretamente, del 15 de junio al 15 de septiembre, un total de nueve agentes y dos oficiales tienen presencia permanente en la zona y velan por la tranquilidad de los bañistas y otros usuarios de la playa del Pinar, desde el Planetari hasta el límite con Benicàssim.

Estos policías, para prevenir hurtos de móviles o carteras al descuido, patrullan sobre la arena con un buggy, un vehículo que les permite moverse con rapidez en una intervención. También actúan en casos de menores extraviados, colaboran en asistencias sanitarias y velan por el cumplimiento de la ordenanza municipal y el respeto de las banderas en la playa, entre otros cometidos. Asimismo, actúan como refuerzo en caso de que las patrullas asignadas a la subcentral del Grau --sita en el antiguo mercado-- los requieran.

Multas de hasta 600 euros

Cabe recordar que cuando se coloca la bandera roja está terminantemente prohibido el baño, no solo por el propio peligro para el bañista, sino también por el riesgo que correrían los socorristas en caso de rescate. «En términos generales, se respetan las indicaciones de los responsables del salvamento acuático, pero siempre hay quien se resiste. Suelen ser jóvenes. Cuando la policía va, las advertencias ya se las toman en serio», señala el oficial Sergio, quien recuerda que las sanciones en caso de denuncia pueden ir hasta 600 euros.

Este verano los policías destinados en la zona de la playa, cuyo servicio está operativo de 11.00 a 19.00 horas todos los días de la semana, han detectado más robos en coches de alquiler. Los ladrones se fijan en los distintivos de estos vehículos y rompen la ventanilla en busca de equipaje y objetos de valor. 

El agente Albalate, en la caseta que la Policía Local tiene en la playa del Pinar.

El agente Albalate, en la caseta que la Policía Local tiene en la playa del Pinar. / ERIK PRADAS

JUAN ALBALATE, agente: «Di un giro a mi vida, de ser diseñador gráfico, a policía»

El agente Albalate lleva diez años como interino en la Policía Local de Castelló y celebra haber aprobado las oposiciones para obtener una plaza en propiedad. En septiembre se marchará a la academia de Cheste para completar su formación. Tras estudiar Diseño Gráfico y haber trabajado en azulejeras, decidió dar un giro de 180 grados a su vida. «Mi cuñado es bombero y me explicó cómo funcionaban las emergencias. Probé y me gustó», explica este agente, a quien ahora se decanta por la parte penal, «donde está la adrenalina». Una adrenalina que ya conoce, pues fue de los primeros agentes en intervenir en 2018 en el asesinato de Boni en el Grau, hallando su cuerpo sin vida.

Ante avisos ciudadanos, también identifican a mirones, que en ocasiones sacan fotografías de bañistas o, incluso, se masturban en la playa. «Estamos a disposición del ciudadano para cualquier cosa que necesite», inciden los agentes.

Con motivo de la celebración del Rototom y las fiestas en el chiringuito Solé la afluencia en la playa del Pinar se multiplica hasta por cinco. «Pasamos de tener 1.000 usuarios diarios, a 5.000. Hay golpes de calor, consumo de drogas, cuestiones de convivencia ciudadana por abandono de basura o molestias a pescadores, entrada de perros a la playa y demás actuaciones», señalan.