El brote de Fiebre del Nilo obliga a blindar las explotaciones equinas de 11 municipios de Castellón

Las zonas «calientes» son las cercanas a humedales y en el conjunto de la Comunitat los municipios afectados son 128

Los propietarios de las explotaciones equinas de 11 municipios de Castellón tendrán que fumigar 9 meses.

Los propietarios de las explotaciones equinas de 11 municipios de Castellón tendrán que fumigar 9 meses. / AGUSTI PERALES IBORRA

Victoria Salinas

La irrupción de la Fiebre de Nilo Occidental en la Comunitat Valenciana con dos casos en caballos y, por primera vez, uno en humanos ha llevado a la Conselleria de Agricultura a cambiar la ley y endurecer las medidas que tienen que tomar las explotaciones equinas para mantener a raya a los mosquitos a lo largo del año. Porque sin estos insectos es más difícil que ni caballos ni personas se infecten, ya que esta enfermedad tropical necesita a estos pequeños insectos para que haya una infección que puede ser letal en humanos (es grave en un 1 % de los contagios en personas) pero también lo es en caballos.

A partir de ahora las explotaciones equinas tendrán que dotarse de un plan de desinsectación y aplicarlo durante los meses de actividad de los mosquitos, que podrían ser hasta nueve: desde abril hasta finales de noviembre. Así consta en la nueva redacción que la conselleria le ha dado al plan zoosanitario para este año y que se publicó esta martes en el Diario Oficial.

El cambio de normativa llega apenas un mes después de que se detectara el primer caso de infección de un caballo este año, el del Puig de Santa María y que activó el plan de vigilancia entomológica con más fumigaciones y la recomendación de reforzar el control de plagas en hasta 24 municipios de Valencia y Castellón. Después llegó el único caso detectado en humanos hasta ahora, el de la vecina de 72 años de Puçol que está fuera de peligro y un segundo caballo infectado en Gilet.

Cerca de humedales

El plan zoosanitario ha cambiado pero no afecta a todas las explotaciones ganaderas o hípicas. Serán las explotaciones que ya estaban movilizadas para evitar problemas con la gripe aviar y están localizadas en 128 municipios de las tres provincias dentro o cerca de humedales o zonas de marjal.

El listado incluye a 72 poblaciones de la provincia de Valencia afectadas por l’Albufera, la marjal de Borrons y la dels Moros; 45 de Alicante en el entorno de las Salinas de Santa Pola, el parque natural de El Hondo de Elx, la marjal de Pego-Oliva y la Mata de Torrevieja; y 11 de Castellón en el entorno del Prat de Cabanes y la marjal d’Almenara.

Es en estas zonas donde hay verdadero peligro de que pueda haber casos en mamíferos porque ahí se dan los dos elementos principales que necesita el virus: aves migratorias o de corral en las que sobrevivir y mosquitos para pasar de un individuo a otro. Y no se trata de una especie nueva de insectos como el mosquito tigre sino de los mosquitos comunes del género Culex.

En principio, el ciclo del virus se completa de ave a ave pasando por el mosquito pero cuando se dan varios de estos ciclos de transmisión «ave-mosquito-ave se multiplica el número de mosquitos infectados», según el Ministerio de Sanidad y ahí es cuando puede ocurrir una «eventual transmisión a mamíferos». Eso sí, una vez hay un caso en equinos o personas, ahí se acaba el ciclo ya que los seres humanos y los équidos «se consideran huéspedes finales del virus por lo que no transmiten la enfermedad».

Los especialistas en enfermedades emergentes le llevan años siguiendo la pista a la Fiebre del Nilo Occidental ya que, como ha sucedido con otras, tenían claro que tarde o temprano terminaría llegando a nuestras latitudes. 

Todos los ingredientes

España tenía todos los ingredientes para ello: está cerca de zonas donde la enfermedad es endémica como África y Oriente Próximo; hay gran variedad de posibles reservorios, se dan las condiciones climáticas, los mosquitos están presentes y las aves migratorias de áreas afectadas tienen parada aquí.

La enfermedad está ya considerada, de hecho, endémica en España desde que se detectó en 2010 pero a tierras valencianas no llegó hasta 2020. Fue en noviembre en un caballo de Castellón. Ese año fue especialmente duro ya que la enfermedad dejó ocho muertos en Andalucía tras un brote de más de 70 personas. La semana pasada falleció otra mujer en Sevilla.

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