Debate en Castellón: ¿Qué hacemos con los animales muertos?

Vallas rotas, contenedores con decenas de cuerpos abiertos y restos de animales por el suelo... los agentes medioambientales denuncian la «deficiente» gestión de las casetas municipales, un sistema que ahora llega a su fin

Estado en el que se encuentran muchas casetas municipales donde se depositan los animales muertos en las granjas.

Estado en el que se encuentran muchas casetas municipales donde se depositan los animales muertos en las granjas. / MEDITERRÁNEO

Elena Aguilar

Elena Aguilar

El sistema de casetas municipales que se utilizan para depositar los animales que se mueren en cualquiera de las 1.500 granjas de Castellón tiene los días contados. Tras más de 40 años en vigor, esta práctica única en España, desaparecerá en pocas semanas y cada explotación ganadera estará obligada a disponer de sus propios contenedores para almacenar los cadáveres hasta que un camión se los lleve. Y aunque la orden de clausurar las 54 casetas con las que cuenta Castellón no acaba de gustar al sector (los profesionales avisan del impacto que tendrá en muchos municipios del interior el hecho de que los camiones tengan que ir granja por granja a recoger los animales), la realidad es que la gestión de este sistema deja mucho que desear.

El colectivo de Agentes Medioambientales de la Comunitat Valenciana lleva años denunciando las condiciones en las que se encuentran buena parte de estas casetas. Vallas rotas, puertas abiertas y contenedores sin cerrar son solo algunas de las principales deficiencias detectadas por los agentes medioambientales que, en junio del 2022, hicieron llegar a la Conselleria de Agricultura. «Para realizar aquel informe inspeccionamos más de 15 de estas casetas en el norte de la provincia y encontramos irregularidades en todas ellas. Y esas deficiencias que en su día ya denunciamos persisten todavía hoy», aseguran fuentes de este colectivo.

Un festín para los buitres

Además de las irregularidades citadas, los agentes medioambientales denuncian que los accesos a los recintos no disponen de vado sanitario para la desinfección de las ruedas de los vehículos que entran a depositar los cadáveres. «Estos vehículos luego vuelven a las explotaciones pudiendo trasladar gérmenes patógeno entre granjas», aseguran. Además, y como los contenedores no suelen estar cerrados, los buitres se dan un festín. «De esta manera entran en la cadena trófica de los animales silvestres elementos que pudieran ser tóxicos, como el diclofenaco», añaden estos profesionales que también hacen hincapié en la presencia de restos de cadáveres fuera de las casetas o, incluso, de lixiviados (líquidos malolientes) escurriéndose fuera del contenedor.

Las pruebas aportadas por los agentes medioambientales resultan elocuentes y la propia Conselleria de Agricultura en la reunión que mantuvo hace una semana con los alcaldes de las localidades afectadas ya habló de «múltiples deficiencias» en el sistema de casetas. Es más, incluso añadió que en la actualidad los vehículos que se encargan de recoger los animales muertos de las casetas municipales no están preparados para ello. «Con la entrada en vigor del nuevo sistema los vehículos sí estarán homologados y eso no va a suponer ningún riesgo para las poblaciones», apuntaron.

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