Lledó es el faro espiritual en el que se ha mirado la ciudad de Castellón a lo largo de los siglos, tantos que, hoy por hoy, es imposible determinar el origen de este enclave de culto y devoción.

De lo que no hay duda es que ese origen se sitúa en un momento muy anterior al que establece la tradición de la Troballa de Perot de Granyana, el año 1366. Una buena referencia en el ámbito de la leyenda pero que, de hecho, tiene escaso rigor histórico.

Y avalan esta información los hallazgos arqueológicos que periódicamente han venido registrándose en el paraje del Santuario y en sus alrededores. Recientemente, en el solar donde actualmente se edifica el nuevo asilo de ancianos se encontraron varios enterramientos datados en un momento indeterminado de etapa musulmana, lo que revela que Lledó siempre ha sido un lugar de asentamiento de población.

La propia idiosincrasia de la pequeña estatuilla, auténtico icono de la fe para los castellonenses, responde a una tipología que se aproxima los ídolos precristianos de culturas orientales, como ha estudiado el profesor Joaquín Campos Herrero y ratificaron después los arqueólogos Antonio Beltrán, catedrático de la Universidad de Zaragoza, y Francesc Gussí, responsable del servicio de investigaciones arqueológicas de la Diputación.

En enero de 1982, ahora hace 25 años, el Ayuntamiento emprendió las obras de remodelación más ambiciosas de cuantas se han realizado en la actual basílica desde los años cuarenta, en que prácticamente se reconstruyó el edificio tras los devastadores efectos de la Guerra Civil.

Aquellas obras descubrieron varios elementos que permanecían escondidos en el subsuelo de la explanada desde hacía siglos como una columna románica, que todavía hoy se puede ver en el ángulo que forma el templo con la casa prioral, y el pavimento de canto rodado de la antigua iglesia medieval.

Unas prospecciones de urgencia desvelaron la antiguedad de estos elementos, anteriores a 1366. Pero las prisas por acabar las obras antes de Magdalena impidieron una excavación sistemática. De nuevo las circunstancias impidieron investigar en su debida forma la historia y los orígenes del Santuario. El misterio de Lledó sigue oculto.