Los propietarios de una bocatería y de una pizzería de Castelló, que son marido y mujer, han acudido en la mañana de este lunes a las instalaciones de la Universidad Jaume I. El motivo, según desvelan a este periódico, no era otro que “activar la firma electrónica para poder pedir la ayuda por tener el negocio cerrado, que parece una especie de limosna”. Su sorpresa o indignación ha llegado al comprobar el estado en el que se encontraban las terrazas de la UJI: “Nos ha indignado. Parecía un botellón. Grupos de cinco o seis estudiantes, durante las horas lectivas, bebiendo alcohol al sol como si no pasara nada”.

Asegura el propietario de la pizzería Amo de la capital de la Plana que entiende “que estén abiertas las cafeterías de los hospitales para los enfermos, familiares y personal sanitario, y también vería normal que en los centros educativos se sirvan bocadillos o refrescos, pero al pasar por la UJI me sentí como un gilipollas por tener nuestros negocios cerrados y no lo vi justo”.

Considera este hostelero que las imágenes que acompañan este artículo “prueban que los de arriba se están equivocando. No es normal que la ley sea la misma para un restaurante de 300 personas que para una terraza de tres mesas” y afirma que habla “con conocimiento de causa. Llevamos muchos años trabajando en la hostelería en Castelló y estamos al límite”.

Más allá de las restricciones económicas, recordar que el sector debe permanecer cerrado en toda la Comunitat Valenciana al menos hasta el próximo 15 de febrero, este propietario de pizzería está “indignado porque los jóvenes se saltaban todas las medidas, con mesas y bancos con cinco o seis juntos bebiendo alcohol”, y asegura estar “convencido de que todos los días será así. Como no vaya la policía la situación se repetirá a diario”.

Hay que recordar, eso sí, que los servicios de comedor escolar en guarderías y centros docentes de enseñanza reglada (colegios de Educación Primaria, institutos, universidades y similares), son una de las excepciones de cierre dentro de las restricciones tomadas por la Generalitat valenciana, y que como tales están establecidos en el texto del Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) en el que se publicaron estas medidas de lucha contra el covid-19.

Concluye esta misma fuente diciendo que su papel “era de ciudadano, no de fiscal”, y que eludió los problemas: “Iba con mi mujer y con mi hijo de año y medio, así que no quise recriminar nada, solo tomar las imágenes para denunciarlas porque con la situación que estamos pasando, viendo esto te pones loco de la cabeza, tenía la vena del cuello como un caño de tres cuartos”.