Los enfermos crónicos siguen sin saber cuándo les tocará vacunarse. En la estrategia del Ministerio de Sanidad no hay menciones a personas en procesos oncológicos, ni con cardiopatías, ni diabéticas, ni ningún tipo comorbilidad, es decir, la concurrencia de dos o más enfermedades. Dicho de otro modo, personas que, en caso de una infección por covid, tendrían más problemas. «La priorización se ha hecho por exposición al virus, no por riesgo para la salud», resume el director de la Cátedra Balmis de Vacunología y especialista en Salud Pública, José Tuells.

Hasta la fecha las prioridades estaban claras: personal de primera línea y residencias, tanto trabajadores como internos, lugares con alta exposición al virus y posibilidad de expandirse. Los centros de dependencia recibieron las primeras vacunas a finales de diciembre y le siguieron los hospitales en una operación que ha ido más lenta de lo previsto por la falta de dosis.

La vacuna de AstraZeneca

Oxford añade un condicionante al proceso: las autoridades sanitarias solo la destinarán para la población entre los 18 y los 55 años, a pesar de que la OMS sí que ha recomendado su uso para mayores de 65 años. Esta restricción a la espera de más resultados ha alterado la lista y ha incorporado a un nuevo grupo, el 6, catalogado de «personal esencial» al que irá la vacuna AstraZeneca en las próximas semanas. En estos están Fuerzas Armadas, cuerpos de seguridad y docentes, por ese orden, y siempre menores de 55 años.

«Está muy justificado», defiende el presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva y Salud Pública, Juan Navarro. «Vacunar a colectivos esenciales cuando antes es fundamental porque no queremos que sean vectores de transmisión y es personal que es necesario para que funcione la sociedad», añade. «Si hay un brote importante en parque de bomberos y se tienen que aislar, ¿quién va a ir a apagar un fuego?».

Según los datos que manejan desde esta asociación, entre un 15 y un 20 % de la población cuenta con enfermedades crónicas que suponen un riesgo para la covid, sin embargo, Navarro recuerda que muchas de estas aumentan con la edad, que sí que es un criterio que aparece recogido en el plan ministerial. «Está absolutamente demostrado que la edad es un gran factor de riesgo», incide.

Para Álvaro Rodríguez-Lescure, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica y jefe de este servicio en el Hospital de Elx, la prioridad debe estar en vacunar a toda la población en el mínimo tiempo posible. «El proceso está siendo muy lento, ese es el problema, porque si se fuera rápido no haría falta priorizar». Eso sí, añade que, con las limitaciones actuales, «deberían tener prioridad aquellas personas cuyas condiciones implica más riesgo ante la enfermedad».

Entre estas están las personas con cáncer entre las que indica que no todas tienen el mismo riesgo. «No es lo mismo una persona que está en fase de control que quien está bajo un tratamiento inmunodepresivo», indica Rodríguez-Lescure, que recomienda, por su parte, vacunar a aquellas personas que van a recibir este tipo de tratamientos para que puedan generar los anticuerpos antes de que se debiliten sus defensas.

«Una persona con hipertensión, obesidad y diabetes es un candidato a la UCI», expresa Tuells, quien asegura no criticar la decisión, pero insiste en que «cada vez que se pone un elemento técnico para tomar una decisión conviene explicarlo muy bien, y este caso no es diferente».