Domingo de Romeria sin Romeria. Agentes de la Policía Local, de Protección Civil y también de la Benemérita charlaban ayer por la mañana en la explanada de la Magdalena, resguardados de la lluvia bajo los árboles. Así estuvieron, tranquilamente y sin incidentes, durante gran parte de la jornada dominical más importante en el calendario festivo de Castelló. Y es que las condiciones meteorológicas adversas fueron el mejor aliado para el cumplimiento de la normativa sanitaria actual, que prohíbe cualquier tipo de aglomeración o celebración en el actual contexto de pandemia.

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Pasadas las 12.00 horas, apenas dos grupos de jóvenes habían llegado a la explanada de la Magdalena, donde se encontraba el mayor dispositivo de seguridad, que impedía el estacionamiento de coches o la subida al ermitorio. «Al vernos, directamente se han dado la vuelta y se han marchado», explicaba uno de los miembros de Protección Civil a este diario.

Sí pasaron por la zona varios ciclistas, que completaban sus rutas bajo la intensa lluvia, pero que no llegaron ni siquiera a detenerse o a preguntar si podían ir más allá.

Toda la explanada se encontraba marcada con cinta policial y es que el Ayuntamiento de Castelló había implementado un amplio dispositivo de seguridad para garantizar el cumplimiento de las normas. Más de una veintena de agentes municipales cortaban el paso en caminos adyacentes, así como en Sant Roc.

Por su parte, la alcaldesa, Amparo Marco, se acercó también hasta el paraje, junto al concejal de Seguridad Pública y Emergencias, David Donate, para supervisar el operativo y agradecer la labor a los efectivos desplegados.

El ermitorio de la Magdalena permaneció ayer cerrada, al igual que el Castell Vell y el centro de interpretación, junto al resto de ermitas de titularidad municipal.

Vacía estuvo también la plaza Mayor de Castelló, donde años atrás el reparto de cañas congregaba, desde las 7.00 horas, a cientos de personas que aguardaban su turno en largas colas.

EJEMPLO DE RESPONSABILIDAD

Por segundo año consecutivo, los castellonenses dieron un fantástico ejemplo de responsabilidad al renunciar, por motivos más que obvios de salud pública, a una Romeria de les Canyes que en su última edición del 2019 reunió a nada menos que 150.000 personas para recordar los orígenes de la capital.

Muchos fueron, sin embargo, los guiños que los ciudadanos quisieron hacer ayer en un día tan señalado. Por ello, algunos colgaron la bandera de Castelló de sus balcones, mientras otros hacían sonar el rotllo i canya desde sus ventanas. En varias panaderías de la capital se acabaron los ximos y las pilotes de frare, pues los castellonenses buscaron un bocado que les recordara a su Magdalena.