Las impactantes imágenes de la reforma de la histórica clínica Santa Teresa de Castelló

Entrar en la antigua clínica Santa Teresa en 2024 es volver al pasado, a los  90, que fue cuándo este edificio sanitario privado cerró sus puertas definitivamente después de prestar servicio a los castellonenses durante cuarenta años. El mal estado del interior de las instalaciones ubicadas en Hermanos Vilafaña esquina con la ronda Magdalena no impide que todavía queden reminiscencias de una época anterior, pese a la acción de vándalos y okupas de los que ha sido víctima el recinto. La sala de incubadoras, las habitaciones de los pacientes o para la realización de pruebas médicas, un antiguo ordenador, un pequeño teléfono verde que serviría para dar las noticias más esperadas o menos buenas, un carrito para portar los utensilios sanitarios, o incluso una lavadora para la ropa sanitaria, permanecen en el interior de la antigua clínica que abrió sus puertas por primera vez en Castelló en los años 50.

Ahora, más de treinta años después de la clausura, un grupo de empresarios, según adelantó el periódico Mediterráneo en el mes de febrero, ha comprado el edificio y lo reformará para abrir una residencia de estudiantes. Pese a que las obras iban a comenzar en el mes de junio, el representante de los inversores, Víctor Boné, afirmó ayer a este diario que los trabajos de remodelación «se adelantan a la primera semana de mayo». La obra, que se prolongará durante seis meses y cuenta con una inversión de 800.000 euros mantendrá la fachada actual, así como las tres plantas --baja y dos superiores-- de 580 metros cuadrados cada una.

La futura residencia de estudiantes Santa Teresa contará con un total de 36 habitaciones dobles totalmente equipadas y zonas comunes en esta área de la ciudad que no cuenta con una dotación con las mismas características. 

Además, los promotores del proyecto tienen previsto que las instalaciones cuenten con todos los servicios habituales de un recinto con estas dotaciones que alberga solo a estudiantes.

La historia

La historia de la que fuera clínica privada Santa Teresa comienza en los años 50 del pasado siglo cuando el doctor Savé, cuya mujer se llamaba Teresa (de ahí el nombre del edificio sanitario), decide ampliar la clínica que tenía en la localidad de Reus, junto al castellonense Luis Senís.

En aquella época, la capital de la Plana contaba con tres clínicas privadas  --la de Palomo en la calle Cataluña; la de Puente, junto a destilerías Vidal; y la del doctor Batalla, en la calle Orfebre Santalínea-- además del Hospital Provincial, donde trabajaban especialistas de reconocido prestigio de la ciudad. A ellas se sumó la clínica Santa Teresa, donde ejercieron profesionales médicos de reconocido prestigio como, por ejemplo, los ginecólogos Monfort, Muñoz o Bernabé; el anestesista Gascón; los urólogos Arrufat y Albella --también fue presidente de la Diputación Provincial--; o el cirujano y traumatólogo, Luis Senís, uno de los fundadores de la clínica.

Con la apertura de otro recinto sanitario privado promovido por el doctor Antonio Folch (la Misericordia, en la avenida de Lidón), Santa Teresa atendía las urgencias y, más tarde, se hicieron cargo de ella los hermanos José Antonio y Joaquín de Francia y el propio Luis Senís, hasta que, con los años, fue vendido a un inversor.

El próximo año, estas instalaciones --antaño sanitarias-- recuperarán todo su esplendor, esta vez como residencia de estudiantes.