Junta de accionistas

Voulgaris sienta las bases del Castellón del futuro

La aprobación de la conversión del préstamo en acciones estabiliza la economía del club 

Haralabos Voulgaris y Robin Taylor, durante la junta de accionistas.

Haralabos Voulgaris y Robin Taylor, durante la junta de accionistas. / Manolo Nebot

Enrique Ballester

Enrique Ballester

Invertir ahora, en una categoría deficitaria, para recoger los frutos más adelante a un nivel superior. Esa es la estrategia de Haralabos Voulgaris en el CD Castellón. El presidente y custodio del club albinegro protagonizó la junta general de accionistas de la entidad, que se celebró en la sede corporativa de Banca Cooperativa Cajamar en la capital de la Plana, y que aprobó casi por unanimidad las cuentas de la temporada pasada, el presupuesto de la presente y la conversión de la mayoría de los créditos de Voulgaris al club en acciones, a través de una ampliación de capital.

Este último aspecto es el más relevante y novedoso en cuanto a la salud financiera del Castellón. La junta aprobó, con el apoyo del 99,98% de las acciones presentes o delegadas, ampliar el capital social de la sociedad anónima deportiva, que pasa de 2.467.097 euros a 5.225.802. Es decir, crece en 2.758.705 euros. Para ello se emitirán algo más de 21 millones de acciones ordinarias. A este importe cabe añadir una prima de emisión de 3.275.766 euros, por lo que el total a desembolsar en esta operación ascenderá a 6.034.472 euros.

Voulgaris, a través de la sociedad Corner 4, se compromete a suscribir esta cantidad mediante la compensación parcial de un contrato de préstamo participativo. En paralelo, los accionistas minoritarios podrán conservar su porcentaje accionarial.

Bentley, Voulgaris, Taylor y Máñez, antes del inicio de la junta.

Bentley, Voulgaris, Taylor y Máñez, antes del inicio de la junta. / Manolo Nebot

La mesa

Voulgaris, que acudió a la cita junto a su inseparable mascota, el perro Oscar, estuvo acompañado por los consejeros Robin Taylor y Richard Bentley, el director financiero Willy Fente y la secretaria del consejo de administración, Marta Máñez. Esta última cifró en nueve millones de euros los préstamos realizados por Bob. «Nada ha cambiado respecto al dinero. Mi modelo es elevar el club a una Liga superior para poder generar más ingresos. Ese el plan a largo plazo, en el horizonte», explicó Voulgaris en uno de sus primeros parlamentos. 

«Lo que generemos en el estadio, aunque consigamos un gran acuerdo con el Ayuntamiento, no va a generar los ingresos necesarios», añadió. «La idea general es gastar dinero, crecer en términos de jugadores y de Liga. Cuando llegamos, el club tenía déficits de personal también. Yo trabajo todo el día y no cobro nada extra. Pido un poco de paciencia y de tiempo, y veréis que lograremos los objetivos y estamos operando de un modo eficiente», desgranó el presidente ante los accionistas presentes.

Pérdidas

Voulgaris es consciente de que esta apuesta conlleva asumir pérdidas mientras el Castellón milite en Primera RFEF, su categoría actual. De hecho, las cuentas de la temporada pasada, la 2022/23, reflejan ya la ambición del actual consejo, con unas pérdidas de algo más de cinco millones de euros, casi cinco veces más que en la anterior, la 2021/22, la última de Vicente Montesinos en la presidencia.

Bob y Oscar, llegando a la cita.

Bob y Oscar, llegando a la cita. / Manolo Nebot

Más cifras

En esa línea, la inversión de esta temporada en busca del ascenso es todavía mayor. El presupuesto para esta campaña, que también se aprobó de una forma casi unánime (solo un accionista votó en contra), estima unos gastos de 12,4 millones de euros (con más de seis para la parcela deportiva) y unos ingresos de 3,3 euros, con las partidas principales de la publicidad (1,18 millones), y los 930.000 euros de abonados y socios. Es decir, el club asume un resultado negativo de algo más de nueve millones de euros.

También comentó Máñez, en el análisis de la situación financiera del Castellón y de la deuda concursal, que el órgano de administración del club está tratando de alcanzar acuerdos con acreedores para abonar de manera anticipada lo adeudado. Según las cuentas, a 30 de junio del pasado año, la deuda sujeta al concurso de acreedores era de 1,62 millones.

Algunos accionistas mostraron a Voulgaris su preocupación por el litigio abierto entre antiguos dirigentes (Castellnou y David Cruz) por la titularidad de sus acciones y las posibles consecuencias. «No paso un minuto de mi vida preocupándome por esto», zanjó Voulgaris. El economista y accionista Pedro Luis Izquierdo, añadió al respecto que, en todo caso, Cruz tendría que devolver sus acciones a Castellnou «y ya no valen nada». «Las juntas que se celebraron después (que determinaron el actual paisaje accionarial) un juez no las puede declarar nulas. Sinceramente, como accionista, me siento tranquilo». 

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