Las Cuarenta

La opinión de Pepe Beltrán | La ventana indiscreta y el videomarcador

Alguien que ha invertido 17 millones no se ensucia por 300.000 euros. Acaso Bob vuelve a denunciar la ayuda institucional

Las imágenes de la firma de convenio entre Ayuntamiento y CD Castellón

Las imágenes de la firma de convenio entre Ayuntamiento y CD Castellón

Pepe Beltrán

Pepe Beltrán

Cuando me aburro, y estas semanas me aburro mucho, espío a mis vecinos desde mi lado de la ventana. Es mucho más divertido que la televisión y no tienes que soportar paréntesis publicitarios de seis minutos. Recién, una mujer llevaba dos pesadas bolsas de la compra colgando de su antebrazo y mano derecha, mientras en la izquierda lucía su teléfono móvil. En la misma calle, delante de casa, hasta dos conductores que habían (mal) aparcado encima de la acera encendían el motor e incorporaban al tráfico sus vehículos y, ya sobre la marcha, se ajustaban el cinturón de seguridad, no sin causar problemas y algún claxon de protesta.

Como la gente no puede ser tan estúpida como para romperse el cúbito o sufrir un accidente de circulación, presupongo una razón lógica para ello o la superioridad de la raza humana, cuando no su supervivencia, quedarán en entredicho.

Ítem más. No me acabo de creer que el custodio del CD Castellón requiera la colaboración económica de los aficionados para sufragar el nuevo videomarcador. No es tan simple. Alguien que ha invertido 17 millones de euros, sin contar los 4 millones que le abonó a Montesinos por sus acciones, no se ensucia ahora por 300.000 euros. Tengo para mí que Voulgaris también se aburre ahora que la liga ya ha dictado sentencia a su favor y nos está echando unas manos de póker. Para ser más concretos al gobierno municipal.

Ya planteé mi tesis en su día. Es lo mismo que cuando hizo pública su disponibilidad a comprar el estadio Castalia ante la inacción de aquellos que luego compartieron palmito y balcón en los actos de celebración del ascenso, que derivó en una sonora pitada de la afición.

Bob no es de conceder entrevistas ni convocar ruedas de prensa. Desconozco si por culpa de la barrera idiomática, por una manifiesta introversión o una estudiada estrategia. Pero no da puntada sin hilo y barrunto si nos señala nuevos incumplimientos, dado que en agosto la alcaldesa prometió -una más- un patrocinador para sufragar el videomarcador. Qué no esconderá el convenio de cesión del estadio cuando se ha hurtado información incluso al resto de grupos políticos. 

Ya me gustaría ser un James Stewart de pueblo fisgoneando la psique ajena o un Hitchcock de pacotilla exponiendo sus dudas existenciales. Mi denuncia deviene mucho menos profunda.