Nostalgia y simbolismo en el recuerdo del 8 de septiembre en forma y sonidos de campana. El bronce más emblemático de la ciudad, bajo el nombre de Ángel (el Santo Ángel como antiguo patrono del consistorio), volteó ayer desde El Fadrí a mediodía con motivo del 769 aniversario de la fundación de Castelló.

Un instante de emociones contrapuestas y la evocación del legado del rey Jaume I, quien firmó en Lleida, en 1251, la licencia de traslado del Castell Vell a la Plana, para configurar la actual trama urbana de Castelló.

Una fecha fundacional en un año en el que se han descartado eventos masivos como medida de precaución y seguridad ante la covid-19. «Es un año difícil y complicado y por eso hemos evitado para este aniversario actos que pudieran concentrar a mucha gente», afirmaba la alcaldesa de la ciudad, Amparo Marco. «Sin embargo, queríamos celebrar igualmente los 769 años de historia de una ciudad que ha salido siempre hacia adelante, superando adversidades y aprendiendo del pasado para tener un mejor futuro», valoró la munícipe, con una ceremonia singular y diferente, y el repique de campanas para evocar el nacimiento de Castelló como pueblo.

Para el sábado, día 12, a las 20.00 horas, la Banda Municipal ofrecerá un concierto conmemorativo del 8 de septiembre. Una audición que servirá también de homenaje de Castelló a las víctimas del coronavirus.

Mientras, otras dos instituciones castellonenses quisieron sumarse al 8 de septiembre. Es el caso de los Templarios, colectivo que rescató para la ciudad turquesa y naranja el carácter histórico de esta fecha hace 11 años, y que realizó una ofrenda de corona de laurel a la estatua del rey Jaume I, obra de Viciano.

Por su parte, la Germandat dels Cavallers protagonizó en el Menador un breve recordatorio de los hechos históricos en torno a la licencia de traslado y la presentación de Crònica dels Cavallers , la ya veterana publicación oficial de la institución, con asistencia de Na Violant y sus dones de companya . H